UN CUENTO DE DIOS SE LO PAGUE
P. Daniel Albarrán
Las maneras tan particulares
de educar de nuestras familias,
que, para todo,
o, tenían un refrán,
o, con una frase corta
daban una catequesis.
Entonces,
a flor de labios
parafraseaban la enseñanza.
-- Gánese un Dios se lo pague,
era, por ejemplo,
una de esas frases lacónicas,
cortas, pero full didácticas.
Y, se hacía
lo que se pedía que
se hiciera.
Ya, en ello,
estaba Dios, por una parte;
y, por otra,
hacían referencia
a la buena voluntad.
Y, se quedaba, entonces,
ya, instruido
y ganado por lo que por hacer.
Era, sin duda,
una apelación a la buena voluntad,
a la que se sometía
cualquier posibilidad
de negativa.
-- ¡Ufffggggg!
-- ¡Interesante!
Y, colorín-colorado;
este cuento se ha acabado.
Fin
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