UN CUENTO DE SOBRE GRANO DE TRIGO
P. Daniel Albarrán
10 de agosto:
día de San Lorenzo.
Y, lo primerito
que vino al recuerdo
fue la señora Adelaida,
una señora que nació,
y vivió en San Lorenzo,
por los lados de San Pablo,
de por las geografías de Caigua,
Estado Anzoátegui.
Y, así como San Pablo
en sus cartas se acordaba
de este y de aquel
y les mandaba saludos,
y algunas recomendaciones,
también yo.
No que me parezca
y sea San Pablo,
sino que me acordé, de inmediato,
de la señora Adelaida.
Gente buena.
Gente masisa de lo buena.
Gente echada pa'lante
en la crianza de su familia.
Gente conversadora
de todo y con todos,
y amiga con lo que considera amigos.
Y, era de San Lorenzo.
Y, en San Lorenzo, queda
como muestra y vestigio
las ruinas de la Iglesia de San Lorenzo,
rastros de presencia de Iglesia
en los monjes que allí fundaron
comunidades,
y, que sembraron Evangelio,
también sembraron vida cristiana,
y, como muchos,
los abuelos y los bisabuelos
de que aquella señora
de nombre Adelaida.
Y, la lectura del Evangelio
del día decía, que:
-- En aquel tiempo,
dijo Jesús a sus discípulos:
-- «En verdad, en verdad os digo:
-- «En verdad, en verdad os digo:
- si el grano de trigo no cae
en tierra y muere,
- queda infecundo; pero si muere,
- queda infecundo; pero si muere,
da mucho fruto.
-- El que se ama a sí mismo,
se pierde, y el que se aborrece
a sí mismo en este mundo,
-- se guardará para la vida eterna.
-- se guardará para la vida eterna.
-- El que quiera servirme, que me siga,
-- y donde esté yo, allí también
estará mi servidor;
--a quien me sirva, el Padre lo honrará».
Y, era que seguía
agradecido a Dios
de haber conocido a la señora Adelaida.
-- ¡Ummmmm!
-- ¡Interesante!
Y, colorín-colorado;
este cuento se ha acabado.
Fin
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