UN CUENTO DE ESPIGAS
P. Daniel Albarrán
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Érase una vez...
El Evangelio del día
decía, que:
1) Un sábado de aquellos, Jesús atravesaba un sembrado;
2) los discípulos, que tenían hambre,
3) empezaron arrancar espigas y a comérselas.
Y, enseguida, aparece la imaginación,
porque es lo más importante de todo:
Poder imaginar.
Y, dejarse llevar por ese arte
de saber imaginar.
-- ¡Que cosa tan hermosa
-- que es imaginar!
Entonces:
Jesús atravesaba un sembrado.
Y:
1) Si atravesaba un sembrado,
2) aquel sembrado era ajeno.
3) ¡Upale cachete!
4) Una primera contrariedad.
Y, sigue la imaginación.
Y, por la otra parte,
los discípulos arrancaban las espigas.
Y, aquí, suelto la carcajada,
imaginándo, por supuesto,
porque:
Primero, atraviesan un sembrado ajeno.
Segundo, arrancan las espigas.
-- ¡Jajajaja!
-- !¿Qué pasó ahí?!
Y, los discípulos se comen
las espigas.
-- O, sea....
-- las espigas y los granos de trigo (supongo).
-- ¡Se comen el trigo crudo!
Y, sigo imaginando.
Y, colorin-colorado;
este cuento se ha acabado.
Fin
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