UN CUENTO DE SORPRESA BONITA
P. Daniel Albarrán
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Érase una vez...
Estábamos, ayer,
en el Viacrucis
a las cuatro de la tarde.
Los niños
y padres y representantes
de la catequesis
hacían las estaciones.
Se iban cambiando:
Uno llevaba la cruz,
y dos llevaban los cirios.
En cada estación,
eran tres cada vez.
También,
algunos de los niños
llevaban sus dibujos
de la estación,
hechos sobre papel bond.
!Muy bonito, sin duda!
¡Muy tierno, más bien!
Y, al terminar
la última estación,
la número catorce,
se dijo, que,
cada uno
pasara al Santísimo
a saludar,
y "a picarle el ojo",
en una de
"aquí estoy yo".
¡Y, qué cosa
más hermosa de
esa experiencia!:
Todos fueron
al Santísimo.
Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.
Fin
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