domingo, 31 de marzo de 2024

UN CUENTO DE DOMINGO

 UN CUENTO DE DOMINGO

P. Daniel Albarrán

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Érase una vez...
Domingo.

Se había celebrado todo lo fuerte de la fe cristiana.

Habían sido días muy ajetreados,
desde el domingo anterior,
que era donde había comenzado todo:

El domingo de Ramos.

Y, en ese domingo
se recordaba la entrada de Jesús a Jerusalén.

Por supuesto, que, ya, Jesús
había ido a Jerusalén,
y muchas veces.

Pero, esa vez, 
se le recuerda como
la entrada triunfante de Jesús,
recibido con palmas de Olivo,
porque eran las fiestas de la Pascua judía;

y todo el que llegaba a Jerusalén en esa semana
era recibido con palmas de Olivo
 y con el saludo de
¡Hosanna! ! Hosanna!,

porque, se trataba
de ir a celebrar la fiesta judía
más importante, que era
la salida de Egipto, y, por consiguiente,

la fiesta de esa salida,
que se celebraba en una cena:
la cena de la Pascua.

De ese domingo de Ramos
se pasó a los tres días
fundacionales del cristianismo:

Jueves, Viernes y Sábado Santos.

Y, del domingo de Ramos,
donde Jesús iba a la Pascua de entonces,
se pasó al Jueves, donde el mismo Jesús, 
re-funda la Pascua.

Y, ese jueves, entonces,
es la Nueva Pascua,
la de Jesús.

Y, desde ese jueves,
los cristianos, sus seguidores,
recordamos de manera intensiva 
esa Nueva Pascua,

que tiene su esencia
en la muerte del viernes,
y día que se volvió a leer la Pasión de Jesús,
que, ya, se había hecho
el domingo de ramos.

Y, así, hasta esperar al sábado,
que es cuando decimos
¡Gloria a Dios; ha resucitado!

Y, hoy, domingo,
la lectura del Evangelio dice, que:

-- El primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer,

-- cuando aún estaba oscuro, 
y vio la losa quitada del sepulcro.

-- Echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, 
a quien Jesús amaba, y les dijo:

-- «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».

-- Salieron Pedro y el otro discípulo
 camino del sepulcro.

-- Los dos corrían juntos, 
pero el otro discípulo corría más que Pedro; 

-- se adelantó y llegó primero al sepulcro; 
e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; 

-- pero no entró.

-- Llegó también Simón Pedro 
detrás de él y entró en el sepulcro:

-- vio los lienzos tendidos y el sudario 
con que le habían cubierto la cabeza, 
-- no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte.

Y, es, que, Jesús
había resucitado.

-- ¡Ummmmmm!
-- ¡Interesante!

Y, colorín-colorado;
 este cuento se ha acabado.

Fin

viernes, 29 de marzo de 2024

UN CUENTO DE VIERNES

 UN CUENTO DE VIERNES

P. Daniel Albarrán

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Érase una vez...

Se tenía en capilla abierta
el Santísimo:

Era viernes Santo;
Viernes de contemplación:

La hostia consagrada, ahí, estaba.

Esta vez en el copón.
Y, colocado éste
de manera sencilla,
más bien, demasiado sencilla.

No había exceso de flores;
y eso era bueno.

No había letreros alusivos.
Y, eso era bueno.

No había sobrecarga de adornos.
Y, eso era bueno.

Solo, en el pedestal del frente
estaba el copón,
en una sobriedad silenciosa.

Dos velones estaban,
uno a la derecha y otro a la izquierda,
sobre dos pedestales pequeños.

El pedestal principal,
donde estaba el copón,
estaba vestido en la parte superior
con un mantel pequeño de color blanco, 
y apenas, tenía una figurita,
 casi imperceptible en el medio.

Y, eso era bueno.

A ras de piso,
había seis velones por lado,
izquierdo y derecho,
sobre una alfombra roja,
ya raída por el uso de los años.

Las hileras de velones,
de seis por lado
buscaban semejar a los doce apóstoles: 
seis por lado.

Y, un reclinatorio
estaba al comienzo del camino
de la alfombra.

No había más.
No hacía falta nada.
Y, eso, era "muy bueno".

Serían, ya, las
ocho y veinte de la mañana.

Era viernes.

Y, se acababa de ir la luz.

Y, eso, parecía, entonces,
que era el detalle que faltaba,

para que no hubiera ninguna distracción:

Porque, era el copón
lo más importante.

Y con esos velones,
no hacía falta nada.

Y, eso mismo
hacía que el silencio
fuera más imponente y agradable.

-- ¡Maravilloso!
-- ¡Hermoso, más bien!

Y, colorín-colorado; 
este cuento se ha acabado.

Fin.

jueves, 28 de marzo de 2024

UN CUENTO DE SOBRE LAVAR PIES

 UN CUENTO DE SOBRE LAVAR PIES

P. Daniel Albarrán

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Érase una vez...

Jueves Santo.

Y, en la misa de la tarde
se haría la lectura
del Evangelio de San Juan.

Y, San Juan nos dirá
cosas interesantes:

-- Estaban cenando; 
-- ya el diablo había suscitado 
en el corazón de Judas, 
hijo de Simón Iscariote, 
-- la intención de entregarlo; 

y Jesús, sabiendo que el Padre 
había puesto todo en sus manos, 

-- que venía de Dios y a Dios volvía, 
se levanta de la cena, 

-- se quita el manto y, tomando una toalla,
 se la ciñe; 
-- luego echa agua en la jofaina 
y se pone a lavarles los pies a los discípulos, 

-- secándoselos con la toalla que se había ceñido.

Y, cuenta San Juan, que,
Pedro ofreció resistencia,
y no quería dejarse lavar los pies.

Y, ahí, me quedo pensando
y pensando;

y, por lo tanto, imaginando:

-- ¡¿Lavar los pies?!

Y, pienso en mucha gente
que atiende a alguien enfermo,
mayor, o anciano,
y lava los pies.

Pienso, igualmente,
en quien, aún , cuando recibe un salario para prestar un servicio,
sea el que sea,
también, en manera amplia,
lava los pies.

-- ¿Lavar los pies?

Y, pienso, de inmediato,
en los médicos,
en el que inventó el teléfono,

y en el que después perfeccionó 
el teléfono con el invento del celular,
y, pienso, que,
eso es lavar los pies.

Y, pienso, en el hombre del camión 
que trajo las hortalizas desde el campo, y las llevó al mercado;

y, también, en el hombre del mercado que me vendió las hortalizas;
y, pienso, que,
eso es lavar los pies.

Y, enseguida, viene a mi imaginación al que inventó el aire acondicionado,
y al que vino e instaló el aire acondicionado en mi habitación...

Y, me digo:
Eso es lavar los pies.
Y, pasan muchas personas
por mi memoria agradecida,
que hacen esto o aquello,
en bien suyo, sí;

pero, en bien de otros
que reciben sus beneficios,
y me digo:
Eso es lavar los pies.

Y, de repente, vuelve
al recuerdo lo leído en el Evangelio,
de que Pedro
no quería que le lavaran los pies...

Y, no entiendo
qué le pudo haber pasado a Pedro ese día,

porque era normal dejarse lavar los pies en el mundo judío de entonces.

Y, sacudo la cabeza, así,
como para espantar esa idea,
y vuelvo a lo de lavar los pies.

Y, pienso en el que compone canciones,
 y las canta;

en el que escribe poemas,
y los lee;

en el hombre de la radio
que pone música;

-- Y, me sonrió
-- porque la gente lava los pies.

-- ¡Guao!
-- ¡Maravilloso!
-- ¡Interesante!

Y, colorín-colorado; 
este cuento se ha acabado.

Fin.

miércoles, 27 de marzo de 2024

UN CUENTO DE SOBRE UNA CANCIÓN

 UN CUENTO DE SOBRE UNA CANCIÓN

P. Daniel Albarrán

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Érase una vez...

Estaban preparando la imagen
de El Nazareno:

-- le hacían retoques a sus vestimentas moradas,
-- le acomodaban las flores,
-- le ajustaban la cruz,
-- le pasaban un trapito para limpiar la imagen,
-- ajustaban las ruedas de la mesa en donde iría.

Y, se tomaban fotos.
Y, todos se quedaban
mirando la imagen,
y suspirando sentían
que El Nazareno,
era su amigo.

-- ¡Bonito, más bien!

Y, entonces, yo,
que ahí estaba
empecé a cantar:

-- "El Nazareno me dijo
-- que cuidara a mis amigos".

Y, algunos
hicieron coro conmigo:

-- El Nazareno me dijo...
-- El Nazareno me dijo...

En eso, uno de los
que ahí estaban,
un poco molesto me dijo:

-- Padre,
-- no cante esa canción...

Y, es, que,
esa canción es una canción
de babalaos y de santería.

-- ¡Uppppppps!

Fue lo que dije...
Y, es que yo cantaba la canción,
y la sigo cantando
porque la parte pegajosa
dice, que:

-- El Nazareno me dijo
-- que cuidara a mis amigos...

Y, si es de babalaos,
no se niega, por otra parte, que,
esa parte me parece
que es una oración,
además, de que suena bonito.

Y, es arte musical,
que hace que sea libre
lo que cada uno imagine:

Por eso es arte.
Y es música.

Y, deja a libertad de imaginación.

Y, colorín-colorado; 
este cuento se ha acabado.

Fin

martes, 26 de marzo de 2024

UN CUENTO DE SOBRE ALGUNOS DETALLES

UN CUENTO DE SOBRE ALGUNOS DETALLES

P. Daniel Albarrán

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Érase una vez...

Martes de la semana Santa.
En otros tiempos era como fueron esos tiempos;

y, en los tiempos de ahora,
es, como son los tiempos de ahora.

Los mismos hechos:
Jesús y su Pasión,
y su muerte y su Resurrección.

Los mismos actores:
los personajes de los Evangelios y sus historias,
que convergen en una:
la historia de la Salvación.

Los mismos sujetos:
las personas humanas,
en distintas edades:
niños, jóvenes y adultos.

Y, en comprensiones
según las edades.

El mismo misterio:
Dios que ama.
El ser humano que es amado por Dios.

Y, la lectura del Evangelio
del martes de esa semana
era sobre la Última Cena:
Jesús y sus apóstoles.

Y, decía el Evangelio, que:

--  En aquel tiempo, 

-- estando Jesús a la mesa con sus discípulos, 

-- se turbó en su espíritu y dio testimonio diciendo:

-- «En verdad, en verdad os digo: uno de vosotros me va a entregar».

-- Los discípulos se miraron unos a otros perplejos,

-- por no saber de quién lo decía.

-- Uno de ellos, el que Jesús amaba, 

-- estaba reclinado a la mesa en el seno de Jesús. 

-- Simón Pedro le hizo señas para que averiguase por quién lo decía.

-- Entonces él, apoyándose en el pecho de Jesús, le preguntó:

--«Señor, ¿quién es?».

-- Le contestó Jesús:

-- «Aquel a quien yo le dé este trozo de pan untado».

-- Y, untando el pan, se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote.

-- Detrás del pan, entró en él Satanás. 

-- Entonces Jesús le dijo:

-- «Lo que vas a hacer, hazlo pronto».

-- Ninguno de los comensales entendió a qué se refería.

Y, enseguida,
hay dos detalles
que llaman la atención.

Y, es, que:

Primero:

-- «Aquel a quien yo le dé este trozo de pan untado».

Podría pensarse, de inmediato,
que en el trozo de pan 
iba un encargo, un oficio,
una tarea, una encomienda,
un por hacerse.

Y, se podría pensar, igualmente,
que podría ser aleatorio,
porque el texto dice:

-- a quien le dé este trozo de pan untado.

Pareciera, entonces,
que podría ser cualquiera
de los que ahí estaban.

Segundo:

-- Y, untando el pan, se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote.

O, sea, así como
que tin Marin de tire jué,
a la escogencia.

Tercero:

-- Detrás del pan, entró en él Satanás. 

En el pan, y untado,
iba una carga de actividad por hacerse.

Cuarto:

-- Entonces Jesús le dijo:

-- «Lo que vas a hacer, hazlo pronto».

-- ¡Uppppppps!
-- ¡Interesante!

Y, era martes Santo.
Y, la diócesis de Barcelona, Anzoátegui, Venezuela, celebraba en martes la misa Crismal, que en en tiempos recientes
Se celebraba en Jueves, y Jueves Santo.

Y, este cambio de jueves a martes, ya,
Es práctica pastoral en muchas diócesis del mundo.

Y, la diócesis de Barcelona, Anzoátegui,
Celebraba en la parroquia Cristo Resucitado.

Y, sonaba a profundidad,
Porque era en Tierra Adentro.
Como diciendo, allá, a lo lejos,
Tan lejos que era en Tierra Adentro.
Pero, era, realmente, ahí mismito,
En Puerto la Cruz.

Y, en la misa Crismal
Se renovaban las promesas sacerdotales.

Y, aquí, vuelve la idea de los detalles,
Porque , ahora, Jesús, así como mandó a Judas a que hiciera lo que iba a hacer y lo hiciera pronto,
Ahora, Jesús, también mandaba,
Y aparece otra vez el pan.
Porque, los evangelios cuentan, que,
Tomó pan, lo partió
Y lo dio a todos y dijo:
“Hagan esto en conmemoración mía”.

Y, no una el pan,
Cómo hizo con Judas,
Sino que lo parte, y dice:

Esto es mi cuerpo
Y cuerpo que se entrega para la salvación.

Entonces, un pan
Y dos gestos distintos,
Pero que juntos van al mismo objetivo:
La salvación.

Un pan dado a todos, y no estaba untado; estaba limpio.
Y, un pan untado…¿quién tendría en ese untado?; y dado a uno solo.

Y, los dos panes, con untado,
Y el otro sin untado
Van hacia el mismo objetivo:
La salvación. Y todo en la última cena de Jesús.

¡Maravilloso!
¡ Interesante!
¡Guao!

Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.

Fin

domingo, 24 de marzo de 2024

UN CUENTO DE INICIO

 UN CUENTO DE INICIO

P. Daniel Albarrán

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Érase una vez...

Domingo de Ramos.

Todo prometía ser como siempre:
Bonito.

Se iría a la misa.
Todos llevarían palmas
en forma de recordatorio
de la entrada de Jesús a Jerusalén.

Y, la expresión que más 
se resaltaría sería
Hosanna.

Que es lo que se dice en los Evangelios
que se decía cuando Jesús
entró a Jerusalén.

Todos pensaremos en un burro
donde, igualmente, se dice
que Jesús iba montado.

Y, en la Iglesia parroquial
el padre bendecirá las palmas.

Algunos, también,
llevarán agua para bendecir.

Y, se leerá la lectura
de uno de los Evangelios
donde se cuenta lo de la Pasión de Jesús,

desde Jesús en el Huerto de los Olivos,
y lo de Judas y de los que iban con él
para aprender a Jesús.

Y, se dirá, que, Judas
le dio un beso a Jesús,

porque esa era la señal acordada 
para no apresar a otro distinto de Jesús.

Y, algunos, no todos, se preguntarán:

-- ¿Dónde fue el beso:

-- en la frente,
-- en la mano,
-- en una mejilla...?

Y, se seguirá leyendo la lectura
de la Pasión,
y se pasará a la parte
de Pedro que dijo
que no conocía a Jesús,

cuando le dijeron y preguntaron, 
que, si él, Pedro, era uno de los 
que andaba con Jesús.

Y, cantó el gallo.
Cantó dos veces.

Y, Pedro,
se acordó, entonces,
que Jesús había dicho que iba
a cantar el gallo.

Y, el gallo cantó:

-- ¡Kikirikiiiiiiii!

Así, como cantan los gallos.

Y, se seguirá leyendo
la Pasión.

Y, hasta llegar al final.
Y, Jesús muere.

Y, colorín-colorado; 
este cuento se ha acabado.

Fin

martes, 19 de marzo de 2024

UN CUENTO DE SOBRE JOSÉ

 UN CUENTO DE SOBRE JOSÉ

P. Daniel Albarrán

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Érase una vez...

19 de marzo.

Y, enseguida, la memoria
nos trae la canción:

-- Un 19 de marzo
-- Un 19 de marzo
-- para un baile me invitaron.

-- A la población de Elorza.
-- A la población de Elorza.

-- En sus fiestas patronales.

Y, lo invade a uno
una especie de orgullo
y dan ganas de zapataear
al estilo llanero,
porque, es, que,
es una música muy contagiosa.

Y, se va la imaginación
a esos mundos de fiestas de pueblo,
y de hasta de procesión con 
el santo patrón del pueblo.

Y, es la fiesta
de San José.

Y, José, entonces,
 pasa en este momento de fiesta
a ser el personaje de importancia.

Y, empezamos todos 
a mandar saludos
y felicitaciones, enseguida,
a los que llevan ese nombre.

Y, da una alegría bonita
de los por José que conocemos.

Y, se pide que José,
el esposo de María,
llamado el Custodio de la familia,
custodie a todos y a todas.

Y, colorín-colorado; 
este cuento se ha acabado.

Fin

lunes, 18 de marzo de 2024

UN CUENTO DE SOBRE EL NAZARENO

 UN CUENTO DE SOBRE EL NAZARENO

P. Daniel Albarrán

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Érase una vez...

La imagen del Nazareno.

Las señoras de la cofradía
del Nazareno,
viendo que la imagen del Nazareno 
estaba un poco
necesitada de cariño,
tomaron la iniciativa
de hacer una rifa
y, así, darle un retoque
a su imagen querida.

Y, así, loi hicieron:
llevaron la imagen a un
retoque y a terminar de embellecerlo.

Y, ya, cuando estaba
de a punto,
lo llevaron de regreso a la Iglesia.

Ellas estaban contentas
y miraban la imagen
de Jesús con la cruz a cuestas,
que es lo que representa
el Nazareno,
se sentían orgullosas.

Y, en la misa del domingo
lo llevaron con solemnidad sencilla,
 pero solemne,
por el medio del templo.

Entonces, yo,
que estaba ahí, y miraba, 
también contento al Nazareno,
dije lo de la canción
que suena mucho en la radio:

-- El Nazareno me dijo
-- que cuidara a mis amigos.

Y, la tarararié.

Y todos los que ahí estaban
continuaron, cantando, igualmente:

-- El Nazareno me dijo
-- que cuidara a mis amigos.

Y, fue bonito.
Y, entonces, leí un poco 
de la letra de la canción,
porque me parece que es bonita.

Y, colorín-colorado;
 este cuento se ha acabado.

Fin

domingo, 17 de marzo de 2024

UN CUENTO DE SOBRE ORACULO Y SOBRE EVOLUCION

 UN CUENTO DE SOBRE ORACULO 
Y SOBRE EVOLUCION

P. Daniel Albarrán

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Érase una vez...

La  primera lectura del quinto 
domingo de Cuaresma:

Aparece la expresión
"oráculo del Señor".

Y, aparece, 
en esos tres versículos
del libro de Jeremias,
cinco veces:

-- "Ya llegan días – oráculo del Señor-
 en que haré con la casa de Israel y la casa de Judá una alianza nueva".

Y, llama la atención
esa expresión: "oráculo del Señor".

Y, entonces, las preguntas:

-- ¿Qué cosa es un oráculo?

Y, nos invade un silencio absoluto
de silencio, porque no se sabe
qué cosa es un oráculo.

Y, la primera luz que aparece
es que podria ser, algo así,
como una especie de consulta,
y una respuesta en esa consulta.

Y, vuelve el silencio,
porque, es que no se tiene idea
de lo que significa "oráculo".

Y, en forma de pregunta
aparece el relato del niño
Juan Bautista,
cuando en el momento de 
ponerle el nombre,
el propio Zacarías,
el padre del niño,
irrumpe en un cántico:

-- Bendito sea el Señor,
-- Dios de Israel,
-- porque ha visitado 
y redimido a su pueblo.

Y, más adelante,
el propio Zacarías hace un oráculo, 
al decir del niño:

-- Y  a ti, niño, te llamarán
 profeta del Altísimo,
-- porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,

-- anunciando a su pueblo la salvación,
-- el perdón de sus pecados.

Y, en el caso de la primera
 lectura de hoy, domingo,

son cinco veces que en tres versículos
 aparece "oráculo".

Y, no un simple oráculo,
porque es "oráculo del Señor".

Y, en esas cinco veces,
se encuentra un resumen
y una evolución.

Porque, ahora,
en esa evolución
la ley del Señor
va a estar inscrita en todos los corazones.

Y, todos, absolutamente, todos,
vamos a conocer a Dios,
"oráculo del Señor".

Y, copiemos, aquí,
la propia lectura:

-- Ya llegan días –oráculo del Señor- 
-- en que haré con la casa de Israel 
y la casa de Judá una alianza nueva. 

-- No será una alianza como la 
que hice con sus padres,
-- cuando los tomé de la mano
 para sacarlos de Egipto, 

-- pues quebrantaron mi alianza, 
aunque yo era su Señor 
–oráculo del Señor–.

-- Esta será la alianza que haré 
con ellos después de aquellos días
 –oráculo del Señor–:

-- Pondré mi ley en su interior 
y la escribiré en sus corazones;

-- yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. 
-- Ya no tendrán que enseñarse
 unos a otros diciendo:

-- «Conoced al Señor»,
-- pues todos me conocerán,
 desde el más pequeño al mayor
 -oráculo del Señor-, 

-- cuando perdone su culpa

 y no recuerde ya sus pecados.
-- ¡Ummmmmmm!

-- ¡Interesante, lo del oráculo!
-- ¡Interesante!

Y, colorín-colorado; 
este cuento se ha acabado.

Fin

domingo, 10 de marzo de 2024

UN CUENTO DE CONTINUIDAD EN DOMINGO Y CUARESMA

 UN CUENTO DE CONTINUIDAD
EN DOMINGO Y CUARESMA

P. Daniel Albarrán

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Érase una vez...

domingo 10 de marzo:

cuarto domingo de Cuaresma.

Y, la primera lectura
de las lecturas en la misa,

seguía la línea de la historia de la salvación:

En los domingos anteriores,
se había tratado de:

-- Abram, que después 
fue llamado Abraham,

-- y la historia de Abraham e Isaac,
 y el sacrificio de Isaac, que nunca sucedió en el hecho,
-- pero, sí en la obediencia de Abraham.
También, en otro domingo 
(el de la semana pasada), se habló de:

-- Moisés y las tablas de la Ley,
-- tema fundamental en 
la historia de la salvación.

Y, hoy, el tema es
la destrucción de Israel,
y todo lo sagrado:

--  aquellos días, todos los jefes 
de los sacerdotes y el pue­blo multiplicaron sus infidelidades,

-- según las costumbres abo­minables de los gentiles,

-- y mancharon la casa del Señor, 
que él se había construido en Jerusalén.

Es la historia de los Nabucodonosor y el sometimiento de Israel,
y el dominio de Babilonia.

Es, entonces,
cuando es importante el libro
del profeta Daniel,
donde se cuentan cosas importantes de la historia judía.

Hoy, el segundo libro
de las Crónicas,
nos habla de eso.

Y, es que, es importante
resaltar, que:

-- los objetos sagrados de Judea fueron saqueados;

-- no quedan sacerdotes;
-- no hay profetas;

-- y, principalmente, no hay templo.

Y, esto último,
es la gran tragedia para Israel.

Y, es, entonces,
cuando en el salmo se dice,
en sentido de fidelidad y de añoranza:

-- Que se me pegue la lengua 
al paladar si no me acuerdo de ti.

-- Junto a los canales de Babilonia
-- nos sentamos a llorar 
con nostalgia de Sión;
-- en los sauces de sus orillas
colgábamos nuestras cítaras.

-- Allí los que nos deportaron 
nos invitaban a cantar;

nuestros opresores, a divertirlos:
-- «Cantadnos un cantar de Sión.»

-- ¡Cómo cantar un cántico del Señor
en tierra extranjera!

-- Si me olvido de ti, Jerusalén,
que se me paralice la mano derecha.

-- Que se me pegue la lengua al paladar

-- si no me acuerdo de ti,
-- si no pongo a Jerusalén
en la cumbre de mis alegrías.

-- ¡Uppppppps!
-- ¡Interesante!

Y, colorín-colorado; 
este cuento se ha acabado.

Fin

viernes, 8 de marzo de 2024

UN CUENTO DE SOBRE MUJERES

 UN CUENTO DE SOBRE MUJERES

P. Daniel Albarrán

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Érase una vez...

8 de marzo:
día internacional de la mujer.

Y, entonces,
había que traer en recuerdo
y en su memoria
de ellas,
aquella letra de la canción:

-- Hablando de mujeres y traiciones.
-- Se fueron consumiendo las botellas.

-- Pidieron que cantara mis canciones.
-- Y yo canté unas dos en contra de ellas.

Y, viene la parte
más bonita,
sin duda.

Y, es que:
-- De pronto que se acerca un caballero.
-- Su pelo ya pintaba algunas canas.

-- Me dijo:
"le suplico compañero,

-- que no hable en mi presencia de las damas".

Y, entonces,
la canción cuenta
que se presentó un careo,
entre el que cantaba
y el que tenía canas en su cabello.

-- Le dije que nosotros simplemente.
-- hablamos de lo mal que nos pagaron.

-- Que si alguien opinaba diferente.
-- Sería porque jamás lo traicionaron.

Y, entonces,
el hombre de pelo Cano
replicó:

-- Me dijo yo soy uno de los seres.
-- Que más ha soportado los fracasos.

-- Y  siempre me dejaron las mujeres,
-- lllorando y con el alma hecha pedazos.

-- Mas nunca les reprocho mis heridas,
siguió en su alegato aquel hombre. 

Y siguió:
-- Se tiene que sufrir cuando se ama.

-- Las horas más hermosas de mi vida.
-- Las he pasado al lado de una dama.

-- Pudiéramos morir en las cantinas
 -- siguió diciendo el hombre.

-- Y nunca lograríamos olvidarlas.

Y, a este punto
aquel hombre hizo un justo 
elogio, y dijo:

-- Mujeres, oh mujeres tan divinas.
-- No queda otro camino que adorarlas.

Y, colorín-colorado;
 este cuento se ha acabado.

Fin

UN CUENTO DE SOBRE QUINCE

 UN CUENTO DE SOBRE QUINCE

P. Daniel Albarrán

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Érase una vez...

Un amigo mío,
conocido de, por lo menos,
de hace un tiempo
que es mejor no digamos
por respeto a nuestras edades,

estaba de felicitaciones
porque estaba de aniversario
en su vida de vida en el servicio
de la Iglesia.

En aquellos tiempos
en que nos conocimos
éramos jóvenes soñadores:
Jugábamos al fútbol.

Él jugaba mejor el basketball.
Su tamaño le favorecía
y sus tiros a la canasta en 
el tablero le eran fáciles.

Pero, no siempre
se jugaba al basket.

Todos preferíamos el fútbol,
y no tenía de otra que sumarse,
si no, jugaría solo en la cancha 
anexa a la del fútbol.

Y, se trataba de aprovechar,
según el horario del seminario
la hora asignada para deporte,
que era a las dos de la tarde,

de apenas cuarenta y cinco minutos.
Poco tiempo; pero suficiente.

Crecíamos todos
a nuestros propios ritmos
en la diversidad de las edades.

Y, se crecía.

Y, según las edades,
la suya era ya la de un ordenado sacerdote.

Y, los roles iban, igualmente,
cambiando:

de compañeros antes sin diferencias,
 solo en que
unos estaban en filosofía,
y ellos en teología.

Y, eso ya era diferencia.

Y, en la diferencia,
entonces, mi amigo,
ya era sacerdote.

Y, todo cambiaba,
porque, ahora,
era jefe y se le llamaba "padre",
y celebraba, presidiendo la misa.

Y, seguíamos creciendo,
no sólo en la edad.

Y, siguió creciendo.
Y, hoy, en su crecimiento
llega a quince años de vida
en servicio;
pero de servicio como Obispo.

Y, creció.

Y, damos gracias a Dios:
porque es obra de Dios
la vida.

Y, es obra de Dios
mantenernos en ella.

Y, es obra de Dios
el llamado.

También el perseverar.

Y, mi amigo está contento,
porque él se contenta.

Es que yo lo conozco.
Es que yo lo he visto.
Es que es mi amigo.

Bueno...
No como lo dijera el Chavo:

Así, de como:
"Amigo-amiiiiiigo". 
Digamos, amiiiiiiigo.

Pues, no mucho.

Pero, si amigo
de esos amigos
porque hemos jugado juntos,
y hemos reído,

y nos hemos gritado pidiendo 
la pelota porque la jugada lo ameritaba.

Y, todavía reímos.

Y, nos palmoteamos el hombro.

Y, nos alegramos cuando nos vemos.

Y, nos décimos:

-- !Chamo, ¿cómo estás?!

Bueno....
Yo no; porque hemos crecido
y hay diferencias.

Pero, él a mí sí.
Porque, a pesar de todo,

jugamos en canchas diferentes,
porque a él le gusta más el basket,
y a mí el fútbol.

Y, cuando, ahora,
el de grande va a mi parroquia,
y hay confirmaciones,

y a la hora de cena,
yo, que jugué con el fútbol,
sé que le encanta
una hamburguesa,

pero sin cebolla
y con Coca-Cola
bien fría.

Y, es que
seguimos, él en basket,
y yo en el fútbol.

Y, colorín-colorado; 
este cuento se ha acabado.

Fin

UN CUENTO DE SOBRE UNA PREGUNTA

 UN CUENTO DE SOBRE UNA PREGUNTA

P. Daniel Albarrán

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(TAMBIÉN)
_________

Érase una vez...

El Evangelio contaba, que:

- En aquel tiempo, un escriba 
se acercó a Jesús y le preguntó:

- "¿Qué mandamiento
 es el primero de todos?".

- Respondió Jesús:

«El primero es:
 «Escucha, Israel, el Señor,
 nuestro Dios, es el único Señor...

-- "Escucha, Israel"

Ese es el primer mandamiento:

-- "Escucha".
-- (Shemá Israel).

-- ¡Ummmmm!
-- ¡Interesante!

Y, colorín-colorado; 
este cuento se ha acabado.

Fin

lunes, 4 de marzo de 2024

UN CUENTO DE SOBRE OTROS DIOSE

 UN CUENTO DE SOBRE OTROS DIOSES

P. Daniel Albarrán

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(TAMBIÉN)
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Érase una vez...

Día lunes.
Las ideas de la primera lectura
del día anterior
habían quedado rondando
en la mente,

y estaban dando
su trabajo de dar nuevas ideas.

Es, que, 
es lo interesante de la Palabra de Dios:

que hace su trabajo.

Y, decía la lectura, que:

- No habrá para ti otros dioses delante de mí.

- No te harás escultura ni imagen alguna
 ni de lo que hay arriba en los cielos, 
ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra.

- No te postrarás ante ellas ni les darás culto,
-  porque yo Yahveh, 
tu Dios, soy un Dios celoso, 

- que castigo la iniquidad de los padres
 en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me odian,

- y tengo misericordia por millares
 con los que me aman y guardan mis mandamientos.

Y, la mente quedó trabajando
en:

- que castigo la iniquidad 
de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me odian.

Y, la inquietud está en
lo de "hasta la tercera y cuarta generación",
el castigo de Dios.

Y, entonces,
si la primera generación
es el papá y la mamá;

y, la segunda generación
son los hijos directos;

la tercera generación
serían los nietos;

y, la cuarta generación,
entonces, serían 
los bisnietos.

Entonces,
si se aplica el castigo de Dios
por lo de la idolatría
(otros dioses),

el castigo llegaría
hasta los bisnietos,
por responsabilidad de
los bisabuelos.

-- !Beeeeeermo!

-- ¡Que terrible es Dios, entonces!
-- en relación a la idolatría.

- ¡Uggggggggg!

Y, la mente
sigue, hoy, lunes
pensando en la primera lectura
de ayer, domingo.

Y, colorín-colorado;
 este cuento se ha acabado.

Fin.

domingo, 3 de marzo de 2024

UN CUENTO DE SOBRE MANDATOS

 UN CUENTO DE SOBRE MANDATOS

P. Daniel Albarrán

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Érase una vez...

Las lecturas 
del tercer domingo de Cuaresma
 (3 de marzo, 2024).

Es de resaltar, que,
en las primeras lecturas
de todos estos domingos
hay toda la temática continuada:

Se habló de Abraham,
también de Isaac.
Se habló de Jonás,
también de Nínive.

Y, solo con dedicarnos
a las primeras lecturas,
hallamos todo el contenido
de la historia de la Salvación.

Y, hoy, igualmente,
la primera lectura
habla de Moisés y de las tablas de la Ley.

Una continuidad:
hasta llegar al tema de hoy.

En una exquisita continuidad.

Y, exclusivamente,
en las primeras lecturas.
Y, hoy, Dios (Yahveh),
que le da a Moisés
un conjunto de diez Leyes:

- Yo, Yahveh, soy tu Dios.
- No habrá para ti otros dioses delante de mí.

- No te harás escultura ni imagen alguna ni de lo que hay arriba en los cielos, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra.

- No tomarás en falso el nombre de Yahveh, tu Dios; porque Yahveh no dejará sin castigo a quien toma su nombre en falso.

- Recuerda el día del sábado para santificarlo.

- Seis días trabajarás y harás todos tus trabajos,
- pero el día séptimo es día de descanso para Yahveh, tu Dios. No harás ningún trabajo, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu ganado, ni el forastero que habita en tu ciudad.

- Pues en seis días hizo Yahveh el cielo y la tierra, el mar y todo cuanto contienen, y el séptimo descansó; por eso bendijo Yahveh el día del sábado y lo hizo sagrado.

- Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus días sobre la tierra que Yahveh, tu Dios, te va a dar.

Y, hasta este, 
el quinta Ley (o mandamiento),

Dios da una justificación
de para qué y de por qué
cada mandamientos:

- Porque, Dios
- hizo el mundo en seis días
- y descansó el día séptimo.

Porque:
- no hay otros dioses
- por eso no harás imágenes.

Porque:
- honrar a padre y madre
- hará que se te prolongues tus días de vida.

Mientras, que,
en las leyes (mandamientos) 
que siguen, no tienen explicación,
 ni un por qué,
y ni un para qué.

Simplemente,
son leyes (mandamiento);
así.

A secas, sin justificación.

Y, son:

- No matarás.
- No cometerás adulterio.
- No robarás.
- No darás testimonio falso contr
a tu prójimo.

- No codiciarás la casa de tu prójimo, 
- ni codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de tu prójimo."

-- ¡Ummmmmm!
-- ¡Interesante!

Y, colorín-colorado;
 este cuento se ha acabado.

Fin.

sábado, 2 de marzo de 2024

UN CUENTO DE SOBRE UN HIJO

 UN CUENTO DE SOBRE UN HIJO

P. Daniel Albarrán

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Érase una vez...

El Evangelio del día
hablaba de una de las parábolas
más hermosas del Evangelio
y de toda la literatura universal:

La parábola del hijo pródigo:

- Un hombre tenía dos hijos; 
el menor de ellos dijo a su padre:

- "Padre, dame la parte 
que me toca de la fortuna".

- El padre les repartió los bienes.
- No muchos días después, 
el hijo menor, 
- juntando todo lo suyo,
 se marchó a un país lejano, 

- y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. 

Y, enseguida, surgen mis preguntas:

- ¿Qué edad tendría el muchacho?

Eso por una parte.

Por otra:

- ¿Por qué el padre no lo retuvo,
 y no le negó lo que le pedía; 
más bien, lo dejó irse?

-- ¡Ummmmmmm!

De seguro, que tendría,
mínimo, trece años, el muchacho.

A esa edad,
ya se era mayor de edad.
Porque, en el caso del niño Jesús
perdido en el templo,

el mismo Evangelio de San Lucas
dice, que, Jesús
tenía doce años:

Y, que, Jesús,
- bajó con ellos y vino a Nazaret, 
y vivía sujeto a ellos.

A los doce años
se tenía que someter
a la autoridad de los padres.

- Y, ¿el muchacho de la parábola?

Doce años, no tendría.

Y, por la otra parte:

- ¿Qué debilidad tendría el padre
 en relación al muchacho, que,
 no puede hacer nada para que 
no se vaya de esa manera?

-- ¡Ummmmmm!
-- ¡Interesante!

Y, colorín-colorado; 
este cuento se ha acabado.

Fin.