domingo, 31 de marzo de 2024

UN CUENTO DE DOMINGO

 UN CUENTO DE DOMINGO

P. Daniel Albarrán

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Érase una vez...
Domingo.

Se había celebrado todo lo fuerte de la fe cristiana.

Habían sido días muy ajetreados,
desde el domingo anterior,
que era donde había comenzado todo:

El domingo de Ramos.

Y, en ese domingo
se recordaba la entrada de Jesús a Jerusalén.

Por supuesto, que, ya, Jesús
había ido a Jerusalén,
y muchas veces.

Pero, esa vez, 
se le recuerda como
la entrada triunfante de Jesús,
recibido con palmas de Olivo,
porque eran las fiestas de la Pascua judía;

y todo el que llegaba a Jerusalén en esa semana
era recibido con palmas de Olivo
 y con el saludo de
¡Hosanna! ! Hosanna!,

porque, se trataba
de ir a celebrar la fiesta judía
más importante, que era
la salida de Egipto, y, por consiguiente,

la fiesta de esa salida,
que se celebraba en una cena:
la cena de la Pascua.

De ese domingo de Ramos
se pasó a los tres días
fundacionales del cristianismo:

Jueves, Viernes y Sábado Santos.

Y, del domingo de Ramos,
donde Jesús iba a la Pascua de entonces,
se pasó al Jueves, donde el mismo Jesús, 
re-funda la Pascua.

Y, ese jueves, entonces,
es la Nueva Pascua,
la de Jesús.

Y, desde ese jueves,
los cristianos, sus seguidores,
recordamos de manera intensiva 
esa Nueva Pascua,

que tiene su esencia
en la muerte del viernes,
y día que se volvió a leer la Pasión de Jesús,
que, ya, se había hecho
el domingo de ramos.

Y, así, hasta esperar al sábado,
que es cuando decimos
¡Gloria a Dios; ha resucitado!

Y, hoy, domingo,
la lectura del Evangelio dice, que:

-- El primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer,

-- cuando aún estaba oscuro, 
y vio la losa quitada del sepulcro.

-- Echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, 
a quien Jesús amaba, y les dijo:

-- «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».

-- Salieron Pedro y el otro discípulo
 camino del sepulcro.

-- Los dos corrían juntos, 
pero el otro discípulo corría más que Pedro; 

-- se adelantó y llegó primero al sepulcro; 
e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; 

-- pero no entró.

-- Llegó también Simón Pedro 
detrás de él y entró en el sepulcro:

-- vio los lienzos tendidos y el sudario 
con que le habían cubierto la cabeza, 
-- no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte.

Y, es, que, Jesús
había resucitado.

-- ¡Ummmmmm!
-- ¡Interesante!

Y, colorín-colorado;
 este cuento se ha acabado.

Fin

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