UN CUENTO DE DIOS SE LO PAGUE

 UN CUENTO DE DIOS SE LO PAGUE

P. Daniel Albarrán

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(TAMBIÉN)

__________

Érase una vez...

Las maneras tan particulares
de educar de nuestras familias,
que, para todo,
o, tenían un refrán,
o, con una frase corta
daban una catequesis.

Entonces,
a flor de labios
parafraseaban la enseñanza.

-- Gánese un Dios se lo pague,
era, por ejemplo,
una de esas frases lacónicas,
cortas, pero full didácticas.

Y, se hacía
lo que se pedía que
se hiciera.

Ya, en ello,
estaba Dios, por una parte;
y, por otra, 
hacían referencia
a la buena voluntad.

Y, se quedaba, entonces,
ya, instruido
y ganado por lo que por hacer.

Era, sin duda,
una apelación a la buena voluntad,
a la que se sometía
cualquier posibilidad
de negativa.

-- ¡Ufffggggg!
-- ¡Interesante!

Y, colorín-colorado; 

este cuento se ha acabado.

Fin

UN CUENTO DE SOBRE RECUERDOS

 UN CUENTO DE SOBRE RECUERDOS

P. Daniel Albarrán

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(TAMBIÉN)

__________

Érase una vez...

Una vasija de barro.
Endurecida al horno,
y de color ladrillo.

Variable en sus tamaños:
Más chiquita,
más grande,
lo suficientemente grande.

Se utiliza
para llevar agua.
Y, hasta as usa como taza
para comer.

Y, lleva por nombre
la múcura.
Y, también,
en Pozuelo, 
zona de Puerto la Cruz,
era, un restaurante.

Famoso, realmente.

La comida, exquisita.
De sazón a gusto.
Y, de atención de reyes.

El chino Sosa,
su anfitrión.
Y, Amparo, su esposa,
 la de la sazón.

-- ¡Ufffggggg!
-- ¡Qué de tiempos!

-- ¡La múcura era, entonces,
-- un emblema,
-- una identidad,
-- un caché,
-- una elevación!

Y, los tiempos pasan.

Vienen otros.
Y, es la historia.

Y, es la vida:
-- !Todo pasa!
-- ¡Y, todo queda!

Entonces,
ante el cuento de ayer,
del cuento de una canción,
una persona,
hija de los de los tiempos
de la múcura de Pozuelo,
escribió:

-- Saludos
-- muchas bendiciones
-- chico me tienes con el corazon chiquito, 
-- hasta las lagrimas se me salieron de la emoción. 

-- Gracias por acordarte de la Múcura 
--de verdad esta en el suelo.

-- Dios te de muchas bendiciones.
-- No podia pasar por alto este comentario tan hermoso y lleno de emociones -- dijo la persona.

Y, es que la múcura de Pozuelo,
era Pozuelo,
y su historia en ese entonces,
y comía hasta el Obispo,
Monsseñor Maradei,
de paladar refinado,
en las fiestas de la patrona del pueblo, 

el ocho de noviembre.

Y, colorín-colorado; 

este cuento se ha acabado.

Fin
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UN CUENTO DE UN CUENTO DE CANCIÓN

 UN CUENTO DE UN CUENTO DE CANCIÓN

P. Daniel Albarrán

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(TAMBIÉN)

__________

Érase una vez..

La canción decia, que:
-- la múcura está en el suelo.

-- Y, mamá, noi puedo con ella.

Y, era, que,
la muchacha se llevaba
la múcura a la cabeza.

Y, la múcura, que,
tenía agua,
estaba muy pesada.

Entonces, 
alguien le recomendó
a la muchacha,
que llamata a San Pedro,
para que le ayudara
a cargar la múcura.

Y, se rompió.
Y, no podía.

Y, era, porque,
la múcura estaba
en el suelo.

Y, colorín-colorado; 

este cuento se ha acabado.

Fin

UN CUENTO DE SALMOS

 UN CUENTO DE SALMOS

P. Daniel Albarrán

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(TAMBIÉN)

__________

Érase una vez...

Un encuentro casual 
con los salmos,
y su contenido.

En imaginar la idea de
la alegría del salmista
cuando recuerda, que,
está yendo a Jerusalen,
y, ante la sola noticia
que van a volver,
se alegra.

Es cuando dice (salmo 121/2):
Oh, qué alegría cuando me dijeron: 

Vamos a la Casa de nuestro Dios, a Jerusalén.

Y, en su imaginación que vuela, 

expresa su alegría:
-- ¡Ya estamos, ya se posan nuestros 

pies en tus puertas, Jerusalén!

Y, ya, antes,
tal vez el mismo salmista
había dicho la alegría
que sentía el que sabía
de esa caminata, y dice (salmo 41):

-- Recuerdo otros tiempos,
y desahogo mi alma conmigo:

-- cómo marchaba a la cabeza del grupo,
-- hacia la casa de Dios,
entre cantos de júbilo y alabanza,
-- en el bullicio de la fiesta.

Tal vez, se daba auto-estímulos
porque estaba triste:

-- ¿Por qué te acongojas, alma mía,
-- por qué te me turbas?

-- Espera en Dios que volverás a alabarlo:
-- «Salud de mi rostro, Dios mío.»

-- ¡Interesante!
-- ¡Más bien, bonito!
-- ¡Reconfortante!

Y, colorín-colorado; 

este cuento se ha acabado.

Fin

UN CUENTO DE SOBRE UNOS Y OTROS

 UN CUENTO DE SOBRE UNOS Y OTROS

P. Daniel Albarrán

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(TAMBIÉN)

__________

Érase una vez...

Domingo, 
26 de noviembre:

El Evangelio hablaba de:
-- Jesús, dijo, que:

Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre,
 -- se sentará en el trono de su gloria, 
-- y serán reunidas ante él todas las naciones. 

-- El separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. 

-- Y pondrá las ovejas a su derecha

 y las cabras a su izquierda. 

Entonces,
se le atraganta a uno la garganta,
y, se queda uno pensando en:
-- aquel día.

Y, se va el pensamiento
en blanco, y, así,
como en lejanía,
porque,
la cosa es profunda.

Y, sigue el Evangelio,
y, dice, que,
pondrá a unos a su derecha,
y a otros a su izquierda,
y les dirá:

-- tuve hambre,
-- estuve desnudo,
-- sediento,
-- hambriento,
-- enfermo...

Y, se vuelve a sentir
que se atora la garganta.

-- ¡Ummmmmm!

Y, colorín-colorado; 

este cuento se ha acabado.

Fin

UN CUENTO DE DIFERENCIA

 UN CUENTO DE DIFERENCIA

P. Daniel Albarrán

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(TAMBIÉN)

__________

Érase una vez...

Una señora juntaba las manos,
de pie, frente al Santísimo.

Era sábado, por la mañana,
muy temprano.

La señora rezaba sus rezos,
y los rezaba en voz alta:

-- No hay un Dios tan bueno,
-- en su infinita misericordia...

Y, pasó, después,
a recitar un Padrenuestro.

Las manos juntas.
Y, se le veía contenta.
Más bien, tranquila.

Y, de ahí, salió
a dirigir el rosario,
y, como era sábado,
eran los MISTERIOS GOZOSOS:

-- En el primer misterio:

-- El Ángel Gabriel le anuncia a la Virgen...

Y, colorín-colorado; 

este cuento se ha acabado.

Fin

UN CUENTO DE PERDER Y GANAR

 UN CUENTO DE PERDER Y GANAR

P. Daniel Albarrán

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(TAMBIÉN)

__________

Érase una vez...

Jugaban al fútbol
la selección Peruana
versus la selección Venezolana.

Se jugaba para los puntos
de la clasificación del mundial.

Se trataba de ganar,
en la medida de lo posible.

Era día martes.
Y, eran las diez de la noche.

La televisión transmitía el juego.
La pelota iba y venía.

Todo era un peloteo:
de un lado y de otro.

No había jugadas
que despertaran el asombro:
Jugaban igual.
Parecían tener las mismas tácticas 

de peloteo y
faltaba chispa en el juego.

Podría ser mejor, sin duda.
Podría ser peor; 

no estaba siendo vistoso.

Era, como era.
Igual, se trataba
de ser fiel al equipo:
No había más.

Era lo que había.
Faltaba genialidad
de ambas partes.

El primer gol fue de Perú.
La gritería en el stadium se hizo sentir.

Venezuela empató
en el segundo tiempo.

La bulla, allá, y acá, fue estruendosa.
Y, se terminó en empate:
Un gol por lado.

Hasta ahí, todo bien.
Lo de después, 
fue catastrófico:

El Director Técnico
del Perú, fue el resultado:

-- malas decisiones en colocar

 jugadores -- era lo que se alegaba.

-- Y, "¿los once de la cancha, qué?

Sin embargo,
todo recaía en la responsabilidad 

del Director Técnico.

Terminó, además,
de empatado en los resultados,
expulsado del equipo,
y del Perú.

Entonces,
unas preguntas,
tanto al fútbol, como para la vida:

-- ¿¡No se trataba, entonces,
-- de ganar, uno;
-- y perder, otro?

Y, ni uno;
ni otro.
Hubo empate:
No se perdió. No se ganó.

Ciertamente,

pudo ser mejor.
También, pudo ser peor.

Es trágico, sin embargo,
mirar, que,

no se sabe perder.
Porque, solo era ganar.

Entonces,
¡¿para qué se juega?!

-- O, se pierde.
-- O, se gana.

En igual de proporción
de posibilidades:

-- Cincuenta y cincuenta.
Cincuenta en perder.
Cincuenta en ganar.

-- ¡Pareciera, entonces,
-- que no se sabe jugar!

Y, colorín-colorado; 

este cuento se ha acabado.

Fin

UN CUENTO DE SORPRESA, MAS BIEN

 UN CUENTO DE SORPRESA, MAS BIEN

P. Daniel Albarrán

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(TAMBIÉN)

__________

Érase una vez...

Serían las diez de la mañana.

Todo iba como iba,
e iba bien;
porque, aún, cuando fuera mal,
todo, igualmente, va bien;
porque, como vaya,
todo va perfecto.

Como decía la loca:

-- "Así, como vamos;
-- vamos bien.
-- Y, la llevaban de los cabellos"

Porque, todo,

va bien.
-- ¡Jajajaja!

Y, en eso,
llegó un señor,
bien vestido.

Y, sin ton,
ni son, dijo, de repente:

Cosas terribles
sobre el Papa Francisco:

-- que era un comunista --
fue lo menos grosero
que dijo.

Y, dijo cosas no muy bonitas.
Nos miramos
los que ahí estábamos.

No entendimos
la razón de tanto enojo
de aquel hombre:

-- ¡Es, que, estamos,
-- como estamos,
-- por su culpa! -- dijo.

-- ¡¿Cómo es posible, que,
-- el Papa Francisco apoye
-- el comunismo...?!

Y, dijo cosas.
Algunas de esas cosas
tenían que ver con los venezolanos.

Y, después, se fue el hombre.

-- ¡Como si del Papa dependiera
-- las decisiones, que,
-- en nuestra historia reciente
-- hemos decidido nosotros mismos!

Y, ninguno de los de ahí
comentó nada.

Simplemente, porque,
no había nada que defender.

Y, colorín-colorado; 

este cuento se ha acabado.

Fin

UN CUENTO DE COSAS

 UN CUENTO DE COSAS

P. Daniel Albarrán

_________

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(TAMBIÉN)

__________

Érase una vez...

En la parte de la misa,
cuando se llega
a la oración del Padrenuestro.

Dice:

-- Fieles a la recomendación del Salvador
-- y siguiendo su divina enseñanza, 
-- nos atrevemos a decir.

Y, se reza, de inmediato,
el Padrenuestro.

Me surge, enseguida,
una inquietud:

-- ¿Por qué se dice, que,
-- nos atrevemos a decir,
-- si, Jesús, más bien,
-- nos mandó que oráramos
-- de esa manera?

Y, nos propuso, que,
a la hora de orar,
se trata con:

Padrenuestro, que estás en el cielo...

Y, sigue todo lo demás.

-- ¡Interesante!

-- Y, ¡¿Por qué, nos

-- atrevemos a decir,
-- si Él nos lo mandó?

Y, la misma partecita
de la misa lo aclara:

-- Fieles a la recomendación 
-- del Salvador...

Es decir, que,
aún, así,
a pesar de que no somos
fieles a las recomendaciones
de Jesús, que, son
su proyecto y programa de vida,

y, que, son la práctica
de las bienaventuranzas,
empezando por confiar,
absolutamente, en Dios Padre...

aún, así,
nos atrevemos a decir:

Y, rezamos, entonces,
el Padrenuestro.

-- ¡Maravilloso!
-- ¡Interesante!

Y, colorín-colorado; 

este cuento se ha acabado.

Fin

UN CUENTO DE ESPEJO

 UN CUENTO DE ESPEJO

P. Daniel Albarrán

_________

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(TAMBIÉN)

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Érase una vez...

Cuenta el cuento, que,
había una bella,
y había una bruja.

La bella era joven.
La bruja, no era tan joven.

Esta, la no tan joven,
tenía un espejo.

Y, siempre se miraba en él.

Y, le preguntaba:
-- ¡Espejito... Espejito!
-- ¿quién es la más bella
-- en todo el mundo?

Y, el espejo le hablaba.

Y, le respondía:

-- ¡Blanca Nieves
-- es la más bella!
-- ¡Blanca Nieves!

Y, eso enfurecía
a la menos bella,
a la no tan bella.

Y, era, que, las dos 
eran bellas.

Pero, una era menos,
y otra, más.
Pero, bellas.

Era, que,
la menos bella
no sabía preguntarle al espejo.

Y, si le hubiera preguntado:

-- ¡Espejito... Espejito!:
-- ¿Yo soy bella?

De seguro, el espejo

le hubiese dicho:

-- ¡Sí!
-- ¡Eres bella!

Y, es que ella preguntaba mal,
porque preguntaba:

-- ¡Espejito... Espejito!:
-- ¿Quién es la más bella?

Y, es que el espejito
no sabía decir mentiras.

-- la más bella era otra.

-- ¡Ummmmmmm!
-- ¡Interesante!

Y, ¿si hubiera preguntado
sin la comparación?

Y, colorín-colorado; 

este cuento se ha acabado.

Fin

UN CUENTO DE CASI SIN CUENTO

 UN CUENTO DE CASI SIN CUENTO

P. Daniel Albarrán

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(TAMBIÉN)

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Érase una vez...

Empezaba la semana.
Era día lunes.

Otros calendarios, sin embargo,
empiezan la semana en domingo.

Igual,

era lunes.

Y, en la tarde del domingo;
es decir, ayer,
no se había tenido Internet.

-- ¡Y, qué cosa tan trágica!
-- Se pierde conexión con el mundo!
-- ¡Se siente, uno, como desamparado!

Es, que, ya,
el Internet es
una herramienta existencial
en nuestras vidas.

Podrá faltar la sal
en la casa, para sazonar la comida.

Podrá faltar el azúcar
para endulzar el café.

Pero, que no
nos falte el internet.

-- ¡Cosa terrible!

Y, se asoma, uno,
al aparatico del módem,
para ver si las luces titilan.

Y, titilan, si;
pero, no todas las luces,
porque, la luz roja, que va y viene, no.
Entonces, no hay internet.

Y, va, uno, y mueve cables;
y, tampoco.

Y, se rasca, uno, la cabeza.

-- ¡Ummmmm!
-- ¡Está fea, la cosa!

Y, los datos no se activan, tampoco,
porque, no hay cobertura.

-- ¡Casi, una catástrofe!
-- !Es, que, ni para ver televisión!

Los mensajes que se enviaron,
no han salido.

Y, se supone, que,
habrá un camionado 

de mensajes en camino,
que, vendrán, y no han llegado.

-- ¡Uppppppss!

Y, se ha, uno, asomado
a los aparaticos, que si, módem,
que si, router, y, también, los cables...

Y, todo sigue igual.

Y, al otro día,
se vuelve a mirar...

-- ¡Al fin llegó!
-- ¡Y, se alegra, uno!

Y,  se miró, que, ya salieron los mensajes.
Y, que, no llegó ningún 

camionado de mensajes.

Y, que, igual,
-- ¡Todo era, simplemente,
-- ilusorio;
-- es decir, imaginario!

Pero, lo importante, es, que,
ya se tiene internet.

Y, colorín-colorado; 

este cuento se ha acabado.

Fin

UN CUENTO DE DUPLICAR GANANCIAS

 UN CUENTO DE DUPLICAR GANANCIAS

P. Daniel Albarrán_

_________

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(TAMBIÉN)

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Érase una vez...

Domingo,
19 de noviembre.

El Evangelio del día
contaba, que:

-- Un hombre que se iba al extranjero
-- llamó a sus empleados y 

los dejó encargados de sus bienes:

-- a uno le dejó cinco talentos de plata, 
-- a otro dos a otro uno, 
-- a cada cual según su capacidad;

 luego se marchó.

Y, todos sabemos 
lo que sucedió:
los dos primeros

generaron ganacias.

Y, ganaron ellos,
porque, es de suponer
que se beneficiaron
haciendo sus propios capitales,

y, también, ganó
el hombre que les había
dado aquel dinero.
Fue un ganar-ganar.

Y, más, cuando el hombre
los recompensa mejorándolos
con mejores puestos.

Pero, eran tres los hombres
que habían recibido dinero
del hombre cuando se fue.

El tercero, no invirtió.
No dio prestado a intereses.

No montó una tiendita.
No hizo nada.
Se asustó.

Y, sobretodo, encontró
un justificativo:
es que aquel hombre
que se fue, era:

-- exigente, 
-- que recogía donde no
habia siembrado
-- y recogía donde
-- donde no había esparcido.

Y, eso lo paralizó.
Sabía todo eso de ese señor.

Sabía, además, que,
era un aprovechado,
y, por supuesto, que,
así él no iría a trabajar así.

-- ¡No!
-- ¡Que va!

-- ¡Trabajar para que otro se haga rico!

-- !No!

-- ¡Así; no!

Entonces, cuando regresa
el hombre que se fue,
el que se había quedado
le entrega cuentas:

 -- tuve miedo
-- y fui a esconder tu talento bajo tierra. 

-- Aquí tienes lo tuyo.

-- ¡Ummmmmmm!
-- ¡Interesante!

-- ¡¿La culpa es del hombre que se fue,

 porque es exigente y todo eso?!

-- ¡Uppppppss!
-- ¡Full interesante!

Y, colorín-colorado; 

este cuento se ha acabado.

Fin

UN CUENTO DE ALABANZA Y MISERICORDIA

 UN CUENTO DE ALABANZA Y MISERICORDIA

P. Daniel Albarrán

___________

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(TAMBIÉN)

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Érase una vez...

La mañana del sábado.

Se estaba en el rezo
de los laudes
(oración de mañana: Liturgia de las horas).

Apenas se comenzaba.

Y, enseguida, hubo una partecita

 del primer salmo
que me quedó haciendo eco.

Salmo 91:

-- Es bueno dar gracias al Señor
y tocar para tu nombre, oh Altísimo,

-- proclamar por la mañana tu misericordia
-- y de noche tu fidelidad,

-- con arpas de diez cuerdas y laúdes,
--sobre arpegios de cítaras.

Y, me detuve
para volver a leer esa partecita,
quedándome en:

-- proclamar por la mañana

 tu misericordia
-- y de noche tu fidelidad.

Y, sentía que mis ojos
se movían, así, como
cuando se hace intento de pensar.

-- la misericordia de Dios 

en la mañana -- repetí.

-- ¿Por qué la misericordia de Dios,

 justo, en la mañana?

-- ¿Será, porque se está vivo; 
-- se amaneció vivo;
-- y eso es pura misericordia de Dios?

Me pregunté.

Y guardé silencio
buscando interiorizar esa idea.

-- ¡Ummmmmm!

Y, colorín-colorado; 

este cuento se ha acabado.

Fin

UN CUENTO DE FINAL

 UN CUENTO DE FINAL

P. Daniel Albarrán

___________

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(TAMBIÉN)

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Érase una vez...

Pasado, ya, la mitad
del mes de noviembre.

Y, pronto comenzarían
las lecturas apocalípticas
en las misas de todos los días,
hasta llegar muy entrado diciembre.

Y, el tema recurrente
va a ser, que, 
-- en aquellos días
-- será el terror
-- porque será el final.

Y, en ese estilo
se va a hablar del final de los tiempos.

A eso se le llama apocalíptico.

Da susto, más bien.
Y, pareciera, que,
la venida del hijo del hombre,
al final de los tiempos,
va a ser una cosa terrible.

Este tipo de lectura,
definitivamente, 

produce desequilibrio y espanta
y asusta.

Ya no se ve a Dios
para nada amigable.

-- ¡Susto!

Sobretodo, porque, 
se presenta como
una catástrofe universal
todo lo que va a suceder.

Se debería demandar,
más bien, 
a quienes escogieron
y dispusieron estas lecturas
por presentar catastrófico
el futuro del final.

Y, enseguida, ya, 
impactados por el efecto psicológico 

de terrorismo emocional, se dice, que,
todo va a ser así.

Y, va a ser arrasador.

Sin misericordia.

-- ¡Creo en Dios, Padre!
-- ¡Ave, María, Purísima!

O, sea:

-- ¡Susto!

Y, Jesús, por su parte,
nos dice que es
todo lo contrario.

El evangelio de hoy,
ya lo dice:

-- Os digo esto: 

-- aquella noche estarán dos en una cama: 
-- a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán; 
-- estarán dos moliendo juntas:
-- a una se la llevarán y a la otra la dejarán; 

-- estarán dos en el campo: 
-- a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán.

Y, enseguida, 
la pregunta:

-- ¿Por qué dejan a uno,
-- o, a la una,
-- y, dejan al otro, o a la otra,
-- y, no se los llevan a los dos juntos?

-- ¡Ummmmmm!
-- ¡Interesante!

Porque, si es
fin de mundo,
es fin de mundo parejo;

es decir, para todos al mismo tiempo.

Pero, a uno se lo llevan,
y el otro se queda.

-- ¡Ummmmmm!

Y, colorín-colorado;

 este cuento se ha acabado.

Fin

UN CUENTO DE DOBLE CUENTO

 UN CUENTO DE DOBLE CUENTO

P. Daniel Albarrán

___________

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(TAMBIÉN)

__________

Érase una vez...

El evangelio del día
decía, que:

-- a unos fariseos que le preguntaban 
-- cuándo iba a llegar el reino de Dios, 

Jesús les contestó:

-- El reino de Dios no vendrá espectacularmente, 
-- ni anunciarán que está aquí o está allí; 

-- porque mirad, el reino de Dios 

está dentro de vosotros.

Este es el tema del primer cuento.

Y, que está muy interesante,
además de emocionante.

Primero, porque, 
lo primero que uno piensa
es, que, el reino de los cielos,
es de después de muertos;
sobretodo, porque, como habla de los cielos,
supone uno que es, allá,
una vez que se haya muerto.

Y, la cosa, no es así,
porque, ya, Jesús lo dice,
que, 

-- "el reino de Dios está dentro de vosotros".

Jesús de Nazareth 

y Juan el Bautista, que son los dos
que hablan del "reino de los cielos",
tienen como base y fundamento
lo que profetiza el libro de Isaías, capitulo 11:

-- Serán vecinos el lobo y el cordero, 
-- y el leopardo se echará con el cabrito, 
-- el novillo y el cachorro pacerán juntos, 
-- y un niño pequeño los conducirá.

-- La vaca y la osa pacerán,

 juntas acostarán sus crías, 

-- el león, como los bueyes, comerá paja.
-- Hurgará el niño de pecho 

en el agujero del áspid, 
-- y en la hura de la víbora el recién destetado meterá la mano.

-- Nadie hará daño, 
-- nadie hará mal en todo mi santo Monte, 

-- porque la tierra estará llena de conocimiento de Yahveh, como cubren las aguas el mar.

Y, eso se da en cada uno.

Porque, el lobo y el león y el oso,  son los animales feroces que cada lleva dentro.

Y, el día en que,
nuestro propio lobo
no se coma al cabrito;

ni el leon no se coma a la vaca,
que también llevamos dentro...

Entonces, eso es y será
el reino de los cielos.

--- ¡Ufffggggg!
-- ¡Interesante!
-- ¡Revelador, más bien!

Entonces, 
el reino de los cielos:
es un hacer, 
un por hacer,
un haciendo, aquí.

No allá.
Tampoco, más allá.
Aquí mismito.

-- ¡Interesante!
_____________

Y, el segundo cuento es:

Una señora traía 
un recorte de periódico,
de El Diario El Tiempo.

Periódico que se editaba
en Puerto la Cruz,
en aquellos tiempos
en que éramos felices,
y no lo sabíamos.

Y, la señora se sentía orgullosa
de su recorte de periódico,
que, más bien era, 

toda una página completa del periódico.

Y, se trataba
del padre Quinto Antonio Della Bianca, 

sacerdote salesiano.

La señora, también, aparecía
en un costado del artículo,
porque, también, había sido entrevistada.

Y, miramos la hoja de periódico.

Y, los que ahí estábamos

hablamos del famoso 

en su tiempo del padre Quinto.

Y, se habló bonito.
Y, se habló agradecidos.

Y, colorín-colorado; 

estos dos cuentos se han acabado.

Fin.

UN CUENTO DE SIERVO

 UN CUENTO DE SIERVO

P. Daniel Albarrán

___________

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(TAMBIÉN)

__________

Érase una vez...

Era el día de ayer, martes.

Nos encontrabamos reunidos
en una de conversatorio.

Esta vez era sobre el Evangelio del día:

-- En aquel tiempo, dijo el Señor:
-- Suponed que un criado vuestro trabaja como labrador o como pastor; 

-- cuando vuelve del campo, 

¿quién de vosotros le dice:

-- «Enseguida, ven y ponte a la mesa?»

-- ¿No le diréis: 

-- «Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo;
--  y después comerás y beberás tú?»

-- ¿Tenéis que estar agradecidos 

al criado porque ha hecho lo mandado?

Y, entonces, empezó el conversatorio.

Se dijo, que,
se trataba de hacer "eco de la Palabra"
(a la modalidad de los neocatecúmenos).

Es decir, "eco".

Y, se hizo la semejanza de un eco:
-- hola...(hoooola....hooooola....).

Nos echamos a reír
por la ocurrencia.

-- Me llama la atención -- dijo el primero --
-- que el amo mantiene las distancias.

-- ¿Es decir? -- preguntó otro.

-- En que el amo pudo 

ponerse a servirle al siervo, que,
-- venía cansado de sus trabajos.

-- Y, se podría ver como
-- desconsiderado el amo.

-- Al contrario -- dijo otro --
-- porque, el amo, es el amo;
-- y el siervo, es el siervo.

-- Cada uno en su lugar -- dijo otro.

Y, la cosa se estaba tornando interesante.

-- Entonces, ¿se trata de obediencia? --

 preguntó otro.

-- Se trata de roles -- respondió otra, 

que era la señora Teresa Dos, 

porque habían dos Teresas.

-- ¡Se trata de "ubícate"¡ -- 

dijo otra señora,

 que estaba en el lado izquierdo de los asientos.

-- ¡Ummmmmmmm!
-- ¡Interesante!

Y, aquello, se estaba poniendo,
realmente, fascinante, más bien.

Y, colorín-colorado; 

este cuento se ha acabado.

Fin

UN CUENTO DE SOBRE LA MÚCURA

 UN CUENTO DE SOBRE LA MÚCURA

P. Daniel Albarrán

___________

(VER MÁS)

(TAMBIÉN)

__________

Érase una vez...

Se había, ya, terminado la misa
de las fiestas de la virgen,
bajo la advocación de 
NTRA SEÑORA DEL AMPARO.

Serían las once y media de la mañana.

La luz del sol se sentía,
que, también estaba de fiesta,
porque, parecía brillar más en esa mañana.

La gente iba saliendo
del pequeño templo de Pozuelo,
adornado por todos los lados
con flores multicolores.

Y, en la parte de afuera,
frente a la puerta principal,
bajo los toldos colocados 
para cobijar y dar sombra,

estaba la banda de música,
que amenizaba con sus notas 
de instrumentos de viento,

y hacía que los que ahí estaban
movieran sus cinturas
al compás y el ritmo
y así iban caminando,
mientras salían a la placita del frente.

La misma banda de música
había tocado la música de entrada, 

en instrumental,
y había sido en ese momento
más bien, un ritmo procesional.

También en la consagración, 
y justo, en la elevación del Cáliz,
había irrumpido con la interpretación 

del Himno Nacional, 

dándole a ese momento una majestuosidad religiosa, en señal de adoración.

-- ¡Sin duda, emocionante!

Ahora, la misma banda musical
estaba afuera, en todo el frente del templo, apenas saliendo de la puerta principal.

Y, amenizaba festivamente.

Y, yo, que estaba ahí,
al terminar la pieza que 

acababan de terminar,
me acerqué y les dije,
tarareando:

-- Toquen -- dije ---

Y, tararée:

-- la MÚCURA está en el suelo,
-- y mamá, no puedo con ella 
-- 🎼🎼🎼

Y, enseguida, el que tocaba
el saxofón hizo sonar 

su instrumento siguiendo
la canción de la MÚCURA.

Y, los demás músicos
se unieron para hacer sonar
la canción en cuestión.

Y, sin permisos ni nada,
los que estaban ahí
se pusieron a bailar.

-- ¡Ah, cosa pa' buena aquel baile!

Y, colorín-colorado; 

este cuento se ha acabado.

Fin

LIBROS Y LECTURAS

 LIBROS 

Y 

LECTURAS 

UN CUENTO DE SOBRE LA FAMILIA

 UN CUENTO DE SOBRE LA FAMILIA

P. Daniel Albarrán

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Érase una vez...

Serían, más o menos,
las seis y media de la mañana,
del día domingo.

Y, me disponía
a lo de los domingos,
como todos los domingos.
Encendía las luces del templo,
y todos esos detalles
de un nuevo comienzo
desde tempranito, en la mañana.

Entonces, me detuve
frente a la cartelera parroquial.

Se trataba de el día
del abrazo en familia.

Me detuve en las figuritas
hechas de cartulina
y colocadas en todo el centro
de la cartelera:

Eran una representación
de una familia.

También estaban los abuelos.
Y, había un gato y también un perro.
Es decir, una familia de las nuestras.

Y, sonreí de manera agradecida
por las catequistas
que hicieron, ayer, la cartelera;
y por el trabajo de catequizar
con aquellas figuritas.

-- ¡Realmente, bonito!

Y, en la parte de arriba
de las figuritas de papel y de cartulina,
pintadas con creyón
en colores diversos,
había una leyenda.

Decía:

-- "Familia, 
-- renueva tu misión
-- para el mundo de hoy".

Y, en la parte superior izquierda,
en azul fosforescente y en letra cursiva, decía:

Abrazo en Familia.

Y, me detuve.

Y, volví a mirar las figuritas.

La abuela se veía muy simpática. 
El gato estaba frente a la abuela
y levantaba la cola,
e imaginé que el gato
se pasaba por las piernas de la abuela.
Así, como hacen los gatos.

Y, se me salió un suspiro.

Y, volví a leer la leyenda.

Esta vez leí en voz alta:

-- "renueva tu misión
-- para el mundo de hoy".

Y, enseguida, me pregunté:

-- ¿Cuál es la misión de la familia 

en el mundo?

Y, volví a mirar las figuritas.

Y, esta vez, después de 

pasear la mirada por cada una,
me detuve en el perro,
y que estaba delante del muchachito.

Y, me dí cuenta que
me estaba riendo,
porque es que bonito
la familia.

Y, colorín-colorado; 

este cuento se ha acabado.

Fin

UN CUENTO DE SOBRE UNA PARÁBOLA

 UN CUENTO DE SOBRE UNA PARÁBOLA

P. Daniel Albarrán

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Érase una vez...

Jesús cuenta otra parábola:

-- Un hombre rico tenía 

un administrador y le llegó 

la denuncia de que derrochaba sus bienes.

-- Entonces lo llamó y le dijo:

-- ¿Qué es eso que me cuentan de ti? 

-- Entrégame el balance de tu gestión,

 porque quedas despedido.

Entonces, el administrador llamó 

a los que le debían al dueño rico, 

y acordó con ellos
que le pagarán así:

-El que debía cien barriles de aceite.
-- que pagara «cincuenta».

-- Y que hiciera un recibo.

El que debía 
-- Cien fanegas de trigo,
que pagara «ochenta».

Igualmente, con recibo de deuda y de pago,

 y todo.

Y, el dueño rico,
entonces, más bien,
felicitó al administrador
porque había actuado 

con astucia e inteligencia.

Y, no se supo,
si el dueño rico, por fin,
terminó despidiendo a ese administrador,
o no.

Y, no se supo.

Es que las parábolas no tienen final.

Quedan abiertas.
No se supo, entonces.

Y, colorín-colorado;

 este cuento se ha acabado.

Fin

UN CUENTO DE APRENDER A DESAPRENDER

 UN CUENTO DE  APRENDER A DESAPRENDER

P. Daniel Albarrán

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Érase una vez...

Una vez alguien dijo, que,
-- hay que aprender a desaprender
-- lo aprendido,
-- sobretodo en relación a Jesús 

y los Evangelios.

Esa idea quedó haciendo
su trabajo en el inconsciente,
no sé si en el inconsciente colectivo;
pero, sí en mí consciente particular.

-- Entonces,

-- ¿se trata que hay volver a 

leer los Evangelios
-- con la idea de desaprender lo aprendido?

-- ¡Ummmmmmm!
-- ¡Interesante!

Y, aplicando esa idea,
me detuve en el relato 

del Evangelio (Jn 19, 25-27):

-- Junto a la cruz de Jesús
-- estaban su madre y

 la hermana de su madre, 
-- María, mujer de Clopás, 

y María Magdalena.

-- Jesús, viendo a su madre 
-- y junto a ella al discípulo a quien amaba, 
-- dice a su madre:

-- «Mujer, ahí tienes a tu hijo.»

-- Luego dice al discípulo: 
-- «Ahí tienes a tu madre.» 

-- Y desde aquella hora

 el discípulo la acogió en su casa.

Y, me detengo en el texto,
y del texto entresaco, que:

1) - estaban su madre 

y la hermana de su madre. 
Es decir, la tía de Jesús,

 junto a la madre de Jesús.

Y, es de suponer, que, también,
Juan y Santiago,
que eran hijos de la tía de Jesús.

Y, siempre se ha pensado, que,
Jesús en la cruz estaba desamparado por su familia.

Y; no.

No lo estaba.

Porque, ahí estaban, entre otros,
la tía María y su hijos, 
al menos Juan,
que es quien cuenta esos detalles.

Estaban los primos,
al menos Juan.

Y, el evangelista dice, que,
era el discípulo que más amaba Jesús,
que es su primo.

Entonces, 
en una de aprender a desaprender (como método de estudio y lectura),
en el sitio de la crucifixión
estaban los primos y la tía.

Y, cuando Jesús le dice
al discípulo que más amaba,
y que era su primo Juan,
le está diciendo:

-- primo, cuida a tu tía
-- te la dejo: cuida de ella.

E, igual,
le dice a la mamá,
que vaya tranquila con el sobrino, 

que él cuidará de ella.

Y, desde entonces,
siento al leer ese relato del Evangelio,
una cosa distinta,
porque veo
cosas y detalles que antes
no había visto.

Y, colorín-colorado; 

este cuento se ha acabado.

Fin

UN CUENTO DE SOBRE AMPARO

 UN CUENTO DE SOBRE AMPARO

P. Daniel Albarrán

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Érase una vez...

En la población de Pozuelo,
en la ciudad de Puerto la Cruz,
se estaba de fiesta:

Eran las fiestas de su patrona:
Nuestra Señora del Amparo.

Vendrían al pueblo
los nacidos ahí.

Y, desde las alturas
se vería allá abajo
Puerto la Cruz.

Y, la expresión de sorpresa
de la ciudad vista desde arriba,
desde Pozuelo,
generaría alegría y asombro,
y se sentiría un no sé qué
de cariño por la ciudad,
y por Pozuelo.

Y asistirían a la misa principal
en horas de la mañana;
y, otros, también de los mismos de la mañana, irían, en la tarde,

a la procesión con la imagen

de la advocación de NTRA Sra del Amparo.

Y, así, como en las letanías
a la Virgen, en el rezo del rosario, se dice:

-- Madre de la misericordia

 (RUEGA POR NOSOTROS)

-- Madre de la divina gracia, 
-- Madre de la esperanza, 
-- Madre amable,  
-- Madre del buen consejo, 

Y, a pesar que no aparezca
en las letanías del rosario,
es una ADVOCACIÓN, igualmente,

-- Madre del Amparo,
-- Señora del Amparo
-- Nuestra Señora del Amparo;

Y continúa en las letanías:

-- Estrella de la mañana, 
-- Salud de los enfermos, 
-- Refugio de los pecadores, 
-- Consuelo de los migrantes,
-- Consoladora de los afligidos, 
-- Auxilio de los cristianos...

-- ¡Guao!
-- ¡Que hermoso!

Entonces, llamamos
a María, la Virgen,

la Madre del hijo de la misericordia.

Y, nos acogemos a su protección.

Y, decimos que nos ampare; 

o,sea que nos cuide.

Y, esa es la advocación
que se celebra el 8 de noviembre
en la población de Pozuelo:

Ntra señora del Amparo.

Ruega por nosotros.

Y, colorín-colorado;

 este cuento se ha acabado.

Fin

UN CUENTO DE BIENVENIDO

 UN CUENTO DE BIENVENIDO

P. Daniel Albarrán
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Érase una vez...

En los tiempos de nuestros
abuelos y padres.

Cuando llegaba alguien
de visita a la casa,
y en ese momento

se estaba almorzando, por ejemplo,
los que estaban sentados
almorzando a la mesa
decían:

-- "Aquí hay pa' juntos"

Y, el que llegaba
sentía que era bienvenido,
o, más bien, bienllegado.

Y, sin esperar
se acomodaba otro plato
y otro asiento
para que se sentara a comer.

El recién llegado
agradecía el detalle
de acogida,
y se arrimaba a la mesa,
diciendo:

-- ¡Muchas gracias!

Y, si no había comido,
comía, entonces, con 
aquella familia que lo bien-recibía.

-- ¡Cosa tan hermosa de nuestras familias!

Y, si ya había comido,
lo decía, e igualmente,
daba las gracias.

Y, colorín-colorado;

 este cuento se ha acabado.

Fin

UN CUENTO DE META-PARÁBOLA

 UN CUENTO DE META-PARÁBOLA

P. Daniel Albarrán
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Érase una vez...

Jesús y sus parábolas.

Y, son cuentos.
Porque, eso son las parábolas.

Y, hay imaginación.
Y, hay el elemento principal,
que es, que,
"érase una vez".

Y, la mente, enseguida,
crea personajes,
crea situaciones,
crea escenarios,
crea imaginación.

Y, se embeleza el pensamiento,
porque, la mente se transporta
a lugares imaginarios,
sin duda, fantasiosos.

Y, son únicos e irrepetibles,

ya que cada cual
imagina lo que imagina,
y son cuentos únicos,
en donde cada uno
es autor de su propia imaginación.

-- ¡Cosa tan maravillosa, 

entonces, lo que cada uno imagina!

-- ¡No hay comparación!

Imposible que la haya,
porque cada uno crea y recrea
cosas fascinantes en su fantasía.

-- ¡Maravilloso!
-- ¡Guao!

Eso es lo que está más allá
de las parábolas;
es decir, hay un contenido
más allá de la parábola
(y que es la función de lo META-PARÁBOLA).

Y, eso, solo lo capta,
y lo percibe
el inconsciente,
que re-elabora,
que re-construye,
que recrea,
que re-inventa
desde el contenido
del cuento.

-- ¡Uppppppss!

-- ¡Que nunca nos falte
la parábola!

Y, colorín-colorado;
este cuento se ha acabado.

Fin

UN CUENTO QUE NO ES CUENTO

 UN CUENTO QUE NO ES CUENTO

P. Daniel Albarrán

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Érase una vez...

Dos de noviembre:
Día de los difuntos.

Y, algunos los clasifican,
y dicen:

"los fieles difuntos".

Y, enseguida, mi inquietud
me inquieta, y me dice:

-- ¡¿Fieles difuntos?!
-- ¡¿Cómo es eso?!

-- ¡Y, es que hay difuntos de difuntos, 

al punto que unos
son "fieles difuntos",
y, otros "infieles difuntos"?

-- ¡Ummmmmmm!

Y, se me ocurre pensar, que,
debe ser que algún
piadoso párroco,
de alguna piadosa parroquia,
quiso referirse a sus parroquianos,
que ya habrían muerto,
y, entonces, dijo:
-- "Los fieles difuntos";
es decir, los que eran fieles
de esta parroquia,
y que ya murieron.
Y, desde entonces,
se hizo popular decir así.
Y, me quedo en silencio,
en una mirada como a la inmensidad,
sabiendo que de esos mundos
no se sabe nada.
Y, no se sabrá.
Aunque, hay gente que
dice saber mucho de esos mundos.
Y, algunos hasta dicen, que,
se trata de "un cuarto de al lado".
-- ¡¿Será, porque Jesús dijo, que:
-- En la casa de mi Padre hay muchas estancias; 
-- si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio?

Y, me sorprendo al ver
que me estoy tocando la nariz.
Y, no sé cómo interpretar
ese movimiento instintivo
de mi cuerpo, en este momento,
que estoy procurando pensar
sobre estas cosas,
que son misterios
que escapan a la comprensión humana.
Y, me quedo en blanco,
porque, no se me ocurre nada de nada.
Y, en cierta manera,
es mejor que sea así,
porque, es, que, realmente,
no se sabe nada.
Lo único, entonces,
que me invade, de repente, 
es que diga:
-- ¡Concédeles, Señor, el descanso eterno!
-- ¡Y, brille para ellos la LUZ PERPETUA!
-- AMÉN.
Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.
Fin

UN CUENTO DE PRIMERO DE NOVIEMBRE

 UN CUENTO DE PRIMERO DE NOVIEMBRE

P. Daniel Albarrán
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Érase una vez...

Había llegado, ya,
el mes de noviembre,
y era primero del mes.

Los diez meses del año
que transcurría, ciertamente,
habían pasado muy aprisa.

Habían pasado igual
como pasan los meses,
ni más rápido, ni menos rápido;
habían pasado como
pasan siempre.

Aún, así, parecería
que había sido muy deprisa.
Y, era primero de noviembre:
-- el día de todos los santos.

Y, era, que:

Un hombre que criaba chivos.

Y, vendía leche de chiva,
y queso de chiva.
Y, también, vendía chivos.

Entonces, un vecino suyo,
de esos que se las pasan
de listos,
fue donde el hombre
que criaba chivos:

-- Fiéme un chivo.

-- Y, se lo pago el día de...

Y, dijo un nombre de un supuesto santo,
que no aparecía en el santoral.
Era, que, como era muy listo,

no iba a pagar el chivo fiado,
porque, nunca llegaría el día
de ese santo.

-- ¡Es que hay gente muy avispada!

Fueron pasando los días,
y el hombre que criaba chivos
seguía a la espera de su pago.

Entonces, llegó el primero
de noviembre:
día de todos los santos.

Y, el hombre que criaba chivos
fue a tocarle la puerta
al que le debía el chivo:

-- ¡Amigo: vengo a que 

me pague mi chivo! -- le dijo.

-- ¡Pero, es que hoy no 

es el día del santo -- 

y dijo el nombre del santo, el hombre super avispado.

-- ¡Sí!

-- ¡Pero, hoy, es el día de todos los santos!

-- ¡Así, que, me paga mi chivo!

Y, colorín-colorado; 

este cuento se ha acabado.

Fin