A PROPÓSITO DE LA CELEBRACIÓN DE LAS FIESTAS DE LA VIRGEN DEL VALLE, AÑO 2023
P. Daniel Albarrán
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(ANTERIOR)
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DIA SÉPTIMO:
ANIMALES:
Génesis 1, 20-23:
Dijo Dios: «Bullan las aguas de animales vivientes, y aves revoloteen sobre la tierra contra el firmamento celeste.»
Y creó Dios los grandes monstruos marinos y todo animal viviente, los que serpean, de los que bullen las aguas por sus especies, y todas las aves aladas por sus especies; y vio Dios que estaba bien;
y bendíjolos Dios diciendo: «sed fecundos y multiplicaos, y henchid las aguas en los mares, y las aves crezcan en la tierra.»
Y atardeció y amaneció: día quinto.
Aparece la palabra “bullan” en sentido de mandato. Es una orden. Y, es del producto de las aguas, que es de suponer que de las aguas de abajo. Y, se pone la cosa interesante, porque, las aguas están siendo fecundas. Así, de las aguas de arriba, “La tierra produjo vegetación: hierbas que dan semilla, por sus especies, y árboles que dan fruto con la semilla dentro, por sus especies”. Y, ahora, de las aguas de abajo, “Dijo Dios: «Bullan las aguas de animales vivientes, y aves revoloteen sobre la tierra contra el firmamento celeste.». De este separación, de las aguas de abajo, que llamó “mares”, se deriva en mandato de bullan, las aves, y que revolotean sobre la tierra”.
Llama la atención dos cosas en esto último:
Primero, que “las aves revoloteen sobre la tierra”; y, segundo, “contra el firmamento celeste”. Pareciera, entonces, que hay un firmamento celeste, y, por lógica, un firmamento terrestre, porque, específica que sea contra el firmamento celeste.
¡Super interesante!
Otro detalle, es, que, después que Dios “vio que todo estaba bien”, vuelve a aparecer la “y” haciendo su tarea permanente: “y bendíjolos Dios diciendo: «sed fecundos y multiplicaos, y henchid las aguas en los mares, y las aves crezcan en la tierra.» El detalle, además de la tarea de la “y” es, que, Dios “bendijo”.
Esto de la bendición es, absolutamente, nuevo. No había aparecido antes, ni con las aguas, ni con el firmamento, ni con el día, ni con la noche, ni con los luceros, ni con las hierbas, ni con los árboles frutales. Simplemente, con nada.
Es, ahora, con los animales.
¡Realmente interesante!
Y, es más interesante, porque junto con la bendición, que, ya es, de por sí, una novedad, está un mandato: “y bendíjolos Dios diciendo: «sed fecundos y multiplicaos”. No solamente está este mandato, que es la primera vez que aparece un mandato, es decir, un mandamiento, el primero de todos, el primero de lo primero, aunque aplique a los peces y a las aves, como los primeros seres vivientes. El mandato es: “sed fecundos y multiplicaos”.
Es importante, sin embargo, precisar que, en este caso, es distinto a la voluntad de Dios, porque, en la primera voluntad de Dios es “hágase la luz”, y “la luz se hizo”. En cuanto a su voluntad, esta se hace; en cuanto a mandato es distinto, porque es lo que, primero, bendice, y, después, manda. Ya hay un elemento nuevo; o, mejor dicho, dos cosas nuevas: una bendición, y tras la bendición, un mandato.
Esto último es full-full interesante, e impresionante, más bien, porque, pareciera, mas bien, que Dios está agradecido por su obra, por eso la bendice, primero, y, solo después, le da el mandato; mandato éste, que, pareciera dejar a voluntad suya, ciertamente, pero, a voluntad de los peces y de las aves, porque, dice, que, “sed fecundos y multiplicaos”; es decir, ya son ustedes; aunque, esa es mi voluntad que así sea, porque, séanlo, es actividad delegada. Lo interesante, es que, esa es voluntad de Dios.
Este detalle último parece ser una sutileza, que es necesario resaltar, porque, es una sutileza de Dios, definitivamente, ya, que “bendice” y “manda” a posterioridad, para que sean ellos, los peces, y las aves, respectivamente, los que cumplan el mandato de Dios de “sed fecundos y multiplicaos”, con una tarea concreta, precisa y puntual, que, es la de “henchid las aguas en los mares, y las aves crezcan en la tierra.»
Y atardeció y amaneció: día quinto.
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