A PROPÓSITO DE LA CELEBRACIÓN DE LAS FIESTAS DE LA VIRGEN DEL VALLE, AÑO 2023
P. Daniel Albarrán
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(ANTERIOR)
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DIA OCTAVO:
LOS ANIMALES Y TAMBIÉN AL HOMBRE
(Génesis 1, 24-31):
Dijo Dios: «Produzca la tierra animales vivientes de cada especie: bestias, sierpes y alimañas terrestres de cada especie.» Y así fue.
Hizo Dios las alimañas terrestres de cada especie, y las bestias de cada especie, y toda sierpe del suelo de cada especie: y vio Dios que estaba bien.
Y dijo Dios: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra, y manden en los peces del mar y en las aves de los cielos, y en las bestias y en todas las alimañas terrestres, y en todas las sierpes que serpean por la tierra.
Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, macho y hembra los creó.
Y bendíjolos Dios, y díjoles Dios: «Sed fecundos y multiplicaos y henchid la tierra y sometedla; mandad en los peces del mar y en las aves de los cielos y en todo animal que serpea sobre la tierra.»
Dijo Dios: «Ved que os he dado toda hierba de semilla que existe sobre la haz de toda la tierra, así como todo árbol que lleva fruto de semilla; para vosotros será de alimento.
Y a todo animal terrestre, y a toda ave de los cielos y a toda sierpe de sobre la tierra, animada de vida, toda la hierba verde les doy de alimento.» Y así fue.
Vio Dios cuanto había hecho, y todo estaba muy bien. Y atardeció y amaneció: día sexto.
Llegamos, finalmente, a la creación del hombre. Es curioso, que, al hombre lo crea el mismo día que hace a los animales. Y, vuelve a aparecer la palabra “crear”, que no había aparecido desde el versículo primero. Y, “crear” aparece cuando creó los cielos y la tierra, y, ahora, cuando “Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, macho y hembra los creó”.
Llama la atención, primeramente, que aparece, solo en ese versículo, el 27, dos veces la palabra “creó”; cosa que no se repitió en el primer versículo, cuando dice que “creó los cielos y la tierra”, que aparece solo una vez.
Se añade a ese detalle que llama la atención, el que antes de decir “creó”, en el versículo 27, que, “Y dijo Dios: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra”. Surgen, de inmediato, las preguntas y las inquietudes:
1) Pareciera, que, hay un paso y un proceso que antes ni se había dado, ni con los cielos y la tierra, ni con las aguas, ni con el firmamento, ni con cielos, ni con tierra, ni con los peces, ni con las aves, ni con los animales; el proceso está, ahora, en que, Dios, primero, dijo, y después, creó. Hay una especie de camino de entre decir Dios y crear, que es distinto a las veces anteriores, porque, en esas veces, simplemente, Dios dijo “haya”; y, ahora, se dice a sí mismo, y después, crea. Eso, por una parte.
2) Llama, definitivamente, la atención, que, dos veces aparece la expresión “creó”, tanto para iniciar como para terminar la misma acción, en el caso del hombre, creados con la especificidad de “a imagen de Dios le creó, macho y hembra los creó”.
Se sucede, igualmente, un antes y un después. Y, en el antes, hay dos antes, el inmediato y el lejano; porque, en el inmediato está el que “Y dijo Dios: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra”. En ese antes inmediato se suceden detalles interesantes, como el hecho de que Dios ya le crea un objetivo, y pareciera, más bien, una justificación de por qué va a hacer al hombre, que, es que, “y manden en los peces del mar y en las aves de los cielos, y en las bestias y en todas las alimañas terrestres, y en todas las sierpes que serpean por la tierra”.
La permanente es la letra “y”, como hemos venido resaltando.
Es necesario, definitivamente, resaltar que hay un paso de el “dijo Dios” al “creó Dios” en el caso del hombre.
Viene, ahora, un cambio en el texto, que impresiona grandemente, y es que, en antes del versículo 27, Dios aparece como el solo, en singular, con la afirmación “Dijo Dios”. Ahora, aparece un plural, sumando el singular del Dios de antes, con un “hagamos”. Esto hace que nos detengamos, para cuestionarnos y cuestionar al texto, porque, de ¿Dónde sale el hagamos?
Este plural, este “hagamos”, lleva, de inmediato, a preguntar:
1) ¿En Dios hay un plural; es decir, varios con él?
2) ¿El hagamos es una acción de varios con Dios; o es el mismo Dios, único, sin más que él?
Sin embargo, es un atrevimiento presentar la idea de que, ciertamente, se trata de un “hagamos”, en plural, porque, ya es un plural todo lo que Dios venía haciendo, y había hecho ya. Y, al decir, “hagamos” sería el resultado de una secuencialidad de realidades ya hechas y en suma de derivados, que hacía que se repitiera en cada caso de “vio Dios que era bueno”, que serian cinco veces la misma afirmación y satisfacción de Dios por su obra.
Ciertamente, es un atrevimiento, y así se presenta en este estudio que venimos haciendo, porque prevalece la idea de la secuencialidad en la obra de Dios, según el libro del Génesis.
Entonces, el “hagamos” de Dios, del versículo 27, tiene la idea de la secuencialidad.
Y, esa misma idea hace que todo lo demás sea sencillo, y que no es más que una confirmación, porque se mantienen los mismos elementos, que son:
Primero: Dios creó “los cielos y la tierra”.
Segundo: en masculino y en femenino (tanto en singular, como en plural). Se repite lo de masculino en “cielos”, sin el artículo, en “mares”, “el firmamento”, “peces”, “seco”, “luceros, día; y lo femenino en “tierra”, “oscuridad”, “la luz”, “aves”, “noche”.
Tercero: “La tierra era caos y confusión y oscuridad por encima del abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas”.
Cuarto: “Y dijo Dios: haya”
Quinto: “y hubo”
Sexto: “Y vió Dios que era bueno”.
Séptimo: “Y Dios los bendijo (desde la realidad de los animales).
Y, todos estos elementos están presentes cuando “Dios creó al hombre, a su imagen y semejanza”. Y, se repiten, absolutamente, los mismos elementos, que son secuenciales y continuación, que son:
1) Masculino y femenino.
2) Macho y hembra.
3) Los bendijo Dios.
4) Se repite el mandato
5) «Sed fecundos y multiplicaos y henchid la tierra y sometedla.
Y, se sucede una cosa sorprendente:
Primero:
Y bendíjolos Dios,
Segundo:
y díjoles Dios: «Sed fecundos y multiplicaos
Tercero:
Y henchid la tierra y sometedla;
Cuarto:
mandad en los peces del mar y en las aves de los cielos y en todo animal que serpea sobre la tierra.»
Quinto:
Y a todo animal terrestre, y a toda ave de los cielos y a toda sierpe de sobre la tierra, animada de vida, toda la hierba verde les doy de alimento.» Y así fue.
Vio Dios cuanto había hecho, y todo estaba muy bien. Y atardeció y amaneció: día sexto.
¡Absolutamente, maravilloso!
Vuelven a aparecer las dos constantes: la letra “y”, y “Y atardeció y amaneció”, que es el marco del tiempo a lo que somete, absolutamente todo. Y, nos faltó resaltar y repetir el “vio Dios que estaba bien”, que es el tercer elemento constante. Entonces, serian tres las constantes.
¡Interesante!
Es inevitable que resaltemos que se siente una especie de sometimiento de Dios hacia el ser viviente. Así sucedió con los animales, a los que, primero bendice, y después les da un mandato. Eso sucede, también, con el hombre, que es creado “a imagen y semejanza de Dios”.
La pregunta es doble, entonces:
Hagamos, ¿Será en conjunto con todo lo que ya había hecho, y por eso, en esa secuencialidad, Dios siente que todo lo anterior está involucrado, ahora, a esas alturas de su obra creadora, y por eso ‘hagamos”? ¿Y, se confirma, entonces, la secuencialidad, que es la clave de un conjunto?
¿A qué se parece Dios, y qué de lo creado es parecido a Dios, para condicionar al hombre, y darle la propiedad que sea su imagen; más, aún, su semejanza? Se podría secuenciar, entonces, que la imagen era todo lo creado, que es fruto de la tierra donde estaba todo y del que toma todo. Y, que, el fruto de la tierra, todo, absolutamente, todo es la imagen de Dios; por eso, “Y dijo Dios: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra”. Es la tierra, y todos su derivados, entonces, la perfecta imagen de Dios.
Podría desprenderse, que, “a nuestra imagen”, sea la materia, lo palpable, la tierra. ¿Y, la semejanza? Tal vez, la semejanza sea el “dijo Dios: haya”, porque, ahí se muestra la voluntad, el querer; y, ahí será semejanza de Dios. La semejanza podría ser, entonces, el “hágase de Dios” como expresión de voluntad; y, de ahí que Dios le da al hombre la autoridad del dominio, porque antes de crearlo eso fue lo que proyectó: “Y dijo Dios: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra, y manden en los peces del mar y en las aves de los cielos, y en las bestias y en todas las alimañas terrestres, y en todas las sierpes que serpean por la tierra”.
Lo interesante de todo esto es que ya tenemos la imagen y la semejanza de Dios en todo lo creado hasta antes de crear al hombre, desde el mismo primer versículo, porque Dios creó, que sería la semejanza, confirmado en los versículos posteriores en “dijo Dios: haya”; y la imagen, todo lo material que venía derivando del primer elemento que era la tierra, y desde la que se emana todo.
Por eso, el “hagamos” que Dios se dijo, porque, es la continuidad y la consecuencialidad. Eso mismo lleva a pensar que en Dios en lo creado no hay interrupción, sino continuidad, porque Dios es infinito en su continuidad. Todo, igualmente, sometido a lo primerito que sucedió en “atardeció y amaneció”.
Vio Dios cuanto había hecho, y todo estaba muy bien. Y atardecío y amaneció: día sexto.
Llama la atención, por último, que es doblemente positivo la afirmación de Dios, pues “Vio Dios cuanto había hecho, y todo estaba muy bien”.
Esto es muy importante resaltar: “y todo estaba muy bien”. Se resalta el “muy bien”. Nada, entonces, estaba, ni siquiera regular; sino, “muy bien”.
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