UN CUENTO DE SOBRE HOY
Érase una vez...
Día domingo,
siguiente domingo de Pentecostés.
Y, se celebraba, a nivel Itinerario
Teológico, Litúrgico y Pastoral
la Santísima Trinidad.
Eso es un itinerario:
Un orden, una continuidad,
un programa, una temática,
un pensum como temario,
una lógica, una catequesis,
una teología, una historia,
una metodología,
una pastoral, un proceso.
Y, muchas otras cosas, también.
Así, en la lógica temática,
se habia celebrado
la Semana Santa,
Jueves, Viernes y Sábado Santos.
Enseguida, la Resurrección.
De inmediato, la Pascua
y las apariciones del Resucitado.
Al cabo de un tiempo después,
la Ascensión de Jesús a los cielos;
y, enseguida,
el envío del Espíritu Santo,
en la que sobresalía la versión
de la información de Lucas
en la historia de los Hechos de los Apóstoles,
el día de Pentecostés judío,
cincuenta días después de la Resurrección de Jesús.
Y, en la misma semana siguiente de Pentecostés,
el Jueves de Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote.
Y, ahora, hoy,
domingo inmediato a Pentecostés
la celebración de la Santísima Trinidad,
que es:
domingo inmediato a Pentecostés
la celebración de la Santísima Trinidad,
que es:
-- Padre,
-- Hijo
-- y Espíritu Santo.
Y, todo eso es
un itinerario,
un proceso.
Proceso de siempre.
Proceso de la Iglesia.
De siempre.
-- ¡Maravilloso!
-- ¡Interesante!
Y, eso lo hacemos todos los días,
y a cada instante,
y con frecuencia.
Apenas, en la mañana
al hacernos la cruz
ya hicimos la Santísima Trinidad,
y la celebramos.
Y, la hacemos en voz alta
al decir:
-- En el nombre del Padre,
-- y del Hijo,
-- y del Espíritu Santo.
Y, aún, cuando no lo decimos
con la voz,
cuando, igualmente,
nos hicimos la cruz,
en el sencillo acto de persignarnos.
Y, todo eso es
un itinerario,
una enseñanza continua
y continuada.
-- ¡Ufffggggggg!
-- ¡Maravilloso!
Gloria al Padre,
y al Hijo,
y al Espíritu Santo.
Como era en un principio,
ahora, y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Y, colorín-colorado;
este cuento se ha acabado.
Fin
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