jueves, 25 de abril de 2024

UN CUENTO DE SOBRE CABALLOS

 UN CUENTO DE SOBRE CABALLOS 

P. Daniel Albarrán 

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Érase una vez...
Se celebraba el día del libro,
y habían dispuesto 
que sería toda la semana.

Para ello habían dispuesto 
de carteleras con alusión
a algunas obras importantes.

Asi, estaban colgando 
en la cartelera algunos cuentos,
en full colores en formato dibujos.

Estaban Blanca Nieves,
Shrek, Pinocho, El Principito,
y otros tres, o cuatro, más.

También habían preparado 
una obra de teatro,
y la habían llamado "quijoteando".

E, igualmente,
una presentación de payasos,
en la que el payaso principal 
sabía hacer de todo,
y no sabía hacer nada.

Y, eso mismo hacia destornillarse de la risa,
porque, en eso estaba lo cómico.

Entonces, el payaso 
hacia magía, con acento en la í,
porque, no era "magia" 
lo que él hacía, sino "MAGÍiiiia".

Y, hacia y decía:
-- nada por aquí 
-- y se levantaba la chaqueta 
-- para señalar que no había nada ...

Y, volvía a decir:
-- nada por acá.

Y, taraaaaaaaá...

-- nada.

Precisamente, porque era
"MAGIIIIIIIIÍA",
lo que él hacía.

Y, aquello provocaba un mar de carcajadas,
por la magía del payaso,
llevándose todos los aplausos.

Y, en el momento, después,
de la obra "quijoteando",
aparece Don Quijote en un caballo;

y, también, Sancho Panza,
que llevaba una almohada en la barriga, 
para resaltar que, por eso, era "Panza".

Y, los dos iban cabalgando:
cada uno en su palo de escoba,
que era lo que hacía imaginar,
un caballo, en el caso de Don Quijote,
y un burro, en el caso de Sancho.

Y, los que ahí estabamos
reíamos y seguíamos la historia 
contada a la manera de aquellos 
alumnos del colegio,
y, que, era "quijoteando".

Y, Sancho le lleva una carta 
a Dulcinea, de parte de su amo,
El Quijote.

Y, cuando Dulcinea 
abre la carta, 
y la voltea hacia un lado,
después hacia el otro;
y la sube, y la baja,

y, yo, que estaba siguiendo aquella historia,
como publico, de repente 
en una carcajada dije:
-- !no sabe leer¡ 

porque era que el dar vueltas a la carta, 
eso era lo que sugería,
y eso hacía más cómico el momento.

Entonces, Dulcinea 
le da la carta a Sancho 
para que él la lea.

Y, Sancho, igualmente,
movió la carta para arriba y para abajo...

Tampoco sabía leer.
Y, yo volví a gritar
desde donde estaba 
que no sabía leer...
entre carcajadas y disfrute.

-- ¡Ummmmmm!
-- ¡Interesante!

Y, colorín-colorado; 
este cuento se ha acabado.

Fin.

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