UN CUENTO DE VIACRUCIS
Día viernes.
Apenas a tres días
de haber empezado la Cuaresma:
Tiempo de gracia,
de manera especial,
ya, que, igualmente,
todo tiempo es de por si
tiempo de gracia:
Dios que nos da la vida.
Y, no hay gracia más grande
que estar vivos.
Lo demás es confirmación
de esa gracia de Dios.
Y, empiezan los viernes
de la Cuaresma.
Y, en nuestras parroquias,
igualmente, se empiezan
los viacrucis,
en horas convenientes.
Unas, los harán en las calles;
otras, dentro del templo.
En algunas, se harán escenificadas;
en otras, a sus maneras.
Y, unos y otros
iremos haciendo el camino
con Jesús desde su sentencia a muerte,
primera estación,
hasta su sepultura, estación catorce.
hasta su sepultura, estación catorce.
Y, en cada estación
iremos diciendo:
-- Te adoramos, oh, Cristo,
-- y te bendecimos.
Y, en ese momento,
se hará la genuflexión,
o un gesto de cabeza de respeto.
Y, se contestará, de inmediato:
-- porque por tu Santa Cruz
-- redimiste al mundo.
Y, se pasará, caminando,
a la siguiente estación.
Y, así, por catorce veces.
-- ¡Maravilloso!
-- ¡Interesante!
-- Te adoramos, oh, Cristo,
-- y te bendecimos...
Y, colorín-colorado;
este cuento se ha acabado.
Fin
No hay comentarios:
Publicar un comentario