UN CUENTO DE AGRADECIDOS
P. Daniel Albarrán
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Érase una vez...
Mes de julio.
Era el mes de las misas de fin de año escolar.
Venían de muchas partes
a dar gracias a Dios.
Gracias, por:
1) estar vivos (los vivos son los que te alaban, Señor; los muertos, no (Salmo 115, 17; Isaías 38, 18)
2) todo lo que nos has dado en este año escolar (salud, familia, hogar, sociedad, etcétera).
3) educación académica: los hijos pasan al siguiente grado académico, necesario en su currículum vítae y curriculum educatiionis).
4) profesores y maestros y colegios donde estudian los hijos.
5) los hijos están creciendo y evolucionando maravillosamente.
Por eso.
Y, por mucho más.
Entonces, seguían viniendo
de las escuelas, de los colegios.
Porque, lo primero de todo, es:
"GRACIAS, SEÑOR".
Y, colorin-colorado; este cuento se ha acabado.
Fin
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