UN CUENTO DE SOBRE ALGO IMPORTANTE
P. Daniel Albarrán
(PARA ESCUCHAR EL AUDIO)
Érase una vez...
Domingo 20 de octubre.
(PARA ESCUCHAR EL AUDIO)
________________
_____________________
Domingo 20 de octubre.
Ya faltaba poco
para diciembre:
-- ¡Yuuuuupi!
Y, el Evangelio
del día decía:
-- En aquel tiempo, se acercaron
a Jesús los hijos de Zebedeo,
Santiago y Juan, y le dijeron:
- «Maestro, queremos que hagas
lo que te vamos a pedir.»
Les preguntó:
- «¿Qué queréis que haga por vosotros?»
Contestaron:
- «Concédenos sentarnos en tu gloria
uno a tu derecha y otro a tu izquierda.»
Jesús replicó:
- «No sabéis lo que pedís,
¿sois capaces de beber el cáliz que
yo he de beber,
- o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?»
Contestaron:
- «Lo somos.»
Jesús les dijo:
- «El cáliz que yo voy a beber lo beberéis,
- y os bautizaréis con el bautismo
con que yo me voy a bautizar,
- pero el sentarse a mi derecha o
a mi izquierda no me toca a mí concederlo;
- está ya reservado.»
Los otros diez, al oír aquello,
se indignaron contra Santiago y Juan.
Jesús, reuniéndolos, les dijo:
- «Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan,
- y que los grandes los oprimen.
Vosotros, nada de eso:
el que quiera ser grande,
sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos.
Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos.»
Y, es, que,
es de imaginarse
a aquellos dos hermanos de sangre,
Santiago y Juan.
-- Dennos un puesto bueno, ahí.
-- Usted sabe...somos familia.
Es, que, además,
eran primos de Jesús.
Y, todo eso,
que si, por supuesto,
con mucho gusto...
Y, ¿harán esto?:
-- ¿bautizarse en el bautismo
por el que voy a pasar?
-- !Cuente con eso!
-- !Si somos capaces!
-- Y, ¿Beberán el cáliz que yo voy a beber?
-- !Absolutamente, sí!
-- !Eso está dado por hecho!
-- !Pero...hay un problema!
Silencio por todos lados,
y un poquito de la sinfonía de Beethoven:
-- ¡Tararararaaraaaaá!
-- No puedo...
-- Yo no distribuyo puestos...
-- el sentarse a mi derecha o a mi izquierda
no me toca a mí concederlo;
está ya reservado...
-- Los otros diez, al oír aquello,
se indignaron contra Santiago y Juan...
-- Y, es, que,
los otros diez...
también habían pensado lo mismo...
-- Y, menos mal...
que no dijeron nada...
-- Pero, igualmente,
querían lo mismo...
Menos mal que
yo no estaba ahí ...
-- ¡Uppppppps!
-- ¡Interesante!
Y, colorín-colorado;
este cuento se ha acabado.
Fin
No hay comentarios:
Publicar un comentario