UN CUENTO DE SOBRE INICIO DE LA CATEQUESIS
P. Daniel Albarrán
14 de septiembre.
Se estaba en la misa
de envío de los catequistas
de la Diócesis de Barcelona,
Anzoátegui.
Catedral de Barcelona.
El principal de la catequesis
presidía la santa misa:
El obispo de la Diócesis
en la persona de Mons Jorge Quintero.
Venidos de todas las parroquias
estaban los catequistas,
vestían camisa de color blanco.
Y, enseguida,
había que imaginar a Jesús,
que una vez que fue bautizado
por Juan Bautista, en el río Jordán,
volvió a Nazaret.
Y, en sábado, Jesús
fue a la sinagoga,
como era su costumbre.
Y, leyó la lectura,
como era su costumbre.
Y, ninguno de los que estaban
en la sinagoga se opuso
a que leyera las lecturas
los sábados en la sinagoga de Nazaret.
Y, ahora, Jesús
tenía treinta años.
Significaba que Jesús
leía la lectura hacia, por lo menos,
diecisiete años,
desde que tenía trece años,
que era la edad
en que un muchacho judío
estaba autorizado para leer en la sinagoga.
desde que tenía trece años,
que era la edad
en que un muchacho judío
estaba autorizado para leer en la sinagoga.
Había en ese simple hecho
un detalle de familiaridad por todas partes:
Por un lado, familiaridad
por parte de los escribas
encargados de aquellos servicios.
Por otra parte, familiaridad
por parte de los judíos
que iban a la sinagoga.
Y, por otra, familiaridad
por parte de Jesús,
que leía siempre en la sinagoga.
Era su costumbre,
lo resalta San Lucas.
Y, el Evangelio de ese día
de la misa del envío,
decía que todo árbol bueno,
da frutos buenos.
Y, la boca habla
lo que hay en el corazón.
Hay un antes.
Hay un después.
El antes de Jesús:
fue de Nazaret a Betania
a hacerse bautizar de Juan Bautista.
Y, en Nazaret, Jesús
hacía vida, también en la sinagoga.
Hay un después:
Regresa bautizado de Betania a Nazaret.
Y, vuelve a lo que siempre hacía:
Leía en la sinagoga, en sábado,
como era su costumbre.
Es que Jesús
era catequista,
y era catequizando.
No hay un después
sin un antes.
Eso, es Jesús.
Y, la gente estaba admirada
de las palabras salidas de su boca, la de Jesús.
Eso hace que de la boca
salieran palabras buenas,
porque era bueno su corazón.
Al terminar la misa del día
todos aquellos que estaban en la misa
volverían a su Nazaret,
cada cual a su pueblo.
Había un antes:
Vinieron a la catedral.
Hay un después:
regresan de donde vinieron.
Y, harán como Jesús,
lo que era su costumbre,
en sábado y en la sinagoga.
Y, saldrá de sus bocas
palabras buenas,
porque hay un corazón bueno.
-- !Ummmmmmm!
-- !Interesante!
Y, colorín-colorado;
este cuento se ha acabado.
Fin
_________
https://youtu.be/NXxqjawkdqY?feature=shared
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