miércoles, 7 de agosto de 2024

UN CUENTO DE SOBRE MIEDO

 UN CUENTO DE SOBRE MIEDO

P. Daniel Albarrán 
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Érase una vez...

Era día martes.
Y, los tiempos de los tiempos 
estaban muy tumultuosos.

Y, de eso se hablaba.

Uno dijo, que,
se trataba de perspectivas;

es decir de maneras individuales 
de ver distinto una misma realidad;

y, de que, cada cual ve y siente distinto del otro;
y el otro del otro.

Y, que, de eso se trata:

sentir distinto,
pensar distinto,
opinar distinto.

Por la sencilla razón 
de que somos distintos.

Entonces, se estaba 
hablando de el miedo.

Uno dijo, que,
se tenía miedo.

Él mismo tenía miedo.

Entonces, un otro 
alzó la voz y dijo, que,

-- ¡No se puede tener miedo!
Y, esgrimió sus razones.

Y, ya, su manera de hablar 
por lo impositivo e imponente, 
daba susto y miedo hasta escucharlo.

Otro, igualmente,
dijo, que,
es imposible tener miedo.

Y trajo citas de la Biblia 
donde aparecía que 
"no hay que tener miedo",
y la razón que daba es, que:

-- En la Biblia dice
-- que no hay que tener miedo.

Y, yo,
que estaba ahí pensaba, 
más bien, asustado de escuchar a aquellos 
que decían que no hay que tener miedo,
que, es que se tiene miedo.

Y, pensaba, igualmente,
en Moisés, que tuvo miedo
 cuando lo de la zarza ardiente;
y en otras ocasiones,
cuando Abraham 
hizo pasar como su hermana a su esposa Sarahí ante un poderoso de su tiempo.

Y, en Jacob,
cuando huía de la furia de su hermano Esaú porque le había robado
 la bendición de su padre Isaac.

El mismo Jacob 
cuando el sueño de la escalera.

En Moisés 
cuando no quería ir a hablar con el faraón, 
por una parte;

y, por otra parte,
cuando Moisés con el pueblo, 
apenas salidos de Egipto,
se vio acorralado por el
 ejército egipcio por una lado,
 y por otro lado el Mar Rojo, 
y no sabía qué hacer.

Y, pasaron por mi mente 
en memoria fugaz
otros casos de mucho miedo.

Y, uno de los que decían 
que:

-- ni hay que tener miedo 
-- la Biblia lo dice.

Y, yo, seguía entretenido 
recordando, que:

-- Jesús tuvo miedo cuando:

-- no quería pasar por Samaria,
porque no lo querían;

-- que varias veces
-- se escabulló cuando lo Iban a despeñar, 
y se escurrió en medio de la gente.

-- que, Jesús,
-- tuvo miedo en el Huerto de los Olivos:
-- Dios mío aparta, si es posible, este cáliz.

-- que, Jesús, tenia miedo 
-- en la última cena:

-- uno de ustedes me va a entregar.

Y, no se diga de Pedro Apóstol.

Ese si que tenía miedo.

Y, no se diga de todos los demás apóstoles 
después de la crucifixión de Jesús:
-- estaban a puertas cerradas 
-- por miedo a los judíos.

Y, no se diga de Zacarías 
el papá de Juan el Bautista;
y, de la misma virgen María;
al punto que el ángel Gabriel les dice a los dos,  en sus respectivas apariciones:

-- No temas.

Y, aquellos dos,
que hablaban vehemente 
seguían diciendo:

-- No hay que tener miedo.
-- En la Biblia se dice.

Y, daba miedo, más bien,
de eso que decían.

Y, yo, más bien,
estaba asustado de que aquellos dos 
no tuvieran miedo.

-- ¡Ummmmmm!
-- ¡Interesante!

Y, colorín-colorado; 
este cuento se ha acabado.

Fin

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