domingo, 7 de julio de 2024

UN CUENTO DE SOBRE PROFETA

 UN CUENTO DE SOBRE PROFETA

P. Daniel Albarrán 


Érase una vez...

Ya el mes de julio iba en s primer cuarto de mes.

Y, las cosas iban siendo:

Las lluvias en algunos lugares 
hacia estragos,
y había inundaciones,
causando tragedias y dolor.

En el fútbol,
las cosas iban, y había tragedias, 
para los que perdían.

A nivel de Diócesis de Barcelona,
se estaba en preparativos
para empezar, puntualmente,
los homenajes al que fuera
 su tercer Obispo, que estaba
siendo un emblema por su impronta 
y su personalidad.

Y, el Evangelio de ese domingo,
7 de julio,
hablaba, que, Jesús 
había ido a su pueblo,
donde vivía, que, 
es de suponer que Cafarnaúm.

Otras veces había ido, igualmente, y en la sinagoga había leído la lectura
y la había explicado,
que, también, es de suponer que el día sábado,
que era que se congregaban en la sinagoga.

Y, esta vez,
Jesús había ido, como siempre;
y era sábado, e, igualmente,
había leído las escrituras;
y era sábado.

Dice el texto:

-- En aquel tiempo, Jesús se dirigió a su ciudad
 y lo seguían sus discípulos.

-- Cuando llegó el sábado, 
empezó a enseñar en la sinagoga;
-- la multitud que lo oía se preguntaba asombrada:

-- «¿De dónde saca todo eso? 

Y, más adelante, el mismo Evangelio dice, 
que:

-- se escandalizan de lo que Jesús decía.
-- Y no le creyeron.

-- Y, no hizo, ahí, practicamente nada.
Y, es para quedarse pensando:

-- ¿Qué tendria de diferente su palabra, 
que, sus paisanos, sus conocidos, 
los que sabían que era el hijo del señor José,
 el carpintero, y de la señora María, que está, ahora leyendo las escrituras y las interpreta?

-- Se sabía que José, su padre, era carpintero.

-- También, el mismo Jesús,
 habría sido carpintero.

-- Y, ¿qué oficio sería el de la señora María?

 Simplemente, la esposa de el carpintero.

-- Y, ser carpintero, de seguro, 
seria un oficio muy importante, 
porque ser carpintero en 
las cosas de la sinagoga en todos las cosas de madera, desde mesas hasta cosas de la ornamentación y adornos.

Eso mismo hace pensar que el mismo Jesús
conocería de muchas cosas 
de las cosas de la sinagoga de su pueblo.

Y, ahora,
está leyendo públicamente los textos,
en sábado.

Y, los está interpretando.
Y, los de ahí,
estaban sorprendidos.

-- ¡Ummmmmmm!
-- ¡Interesante!
-- ¡Fascinante, más bien!

Y, colorín-colorado; 
este cuento se ha acabado.

Fin.

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