UN CUENTO DE SOBRE OVEJAS
P. Daniel Albarrán
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Érase una vez...
Las cosas iban como iban;
e iban perfecto.
Mejor; imposible.
Peor; también imposible.
Iban perfectas.
Y, era domingo.
Y, el Evangelio del día decía, que:
-- En aquel tiempo,
los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús,
-- y le contaron todo lo que habían hecho
y enseñado.
-- Él les dijo:
- «Venid vosotros a solas a un lugar desierto a descansar un poco».
- Se fueron en barca a solas a un lugar desierto.
- Al desembarcar, Jesús vio una multitud
y se compadeció de ella,
porque andaban como ovejas
que no tienen pastor;
- y se puso a enseñarles muchas cosas.
Y, queda haciendo eco
en la imaginación, que,
la gente buscó a Jesús:
-- lo vieron que se iba en una barca
-- se les adelantaron a Jesús
-- llegaron primero al sitio donde iba Jesús.
Y, Jesús, al llegar,
los vió:
-- la gente había llegado primero.
Dice:
-- Al desembarcar, Jesús vio una multitud
y se compadeció de ella,
porque andaban como ovejas que no tienen pastor;
y se puso a enseñarles muchas cosas.
Y, sigue la imaginación en:
-- lo vieron
-- fueron
-- se adelantaron.
O, sea, que,
la gente lo buscaron.
Y, al ver eso, Jesús,
empezó a hablarles,
a enseñarles.
Y, es que
fueron tras de él.
-- ¡Uppppppps!
-- ¡Interesante!
Y, colorín-colorado;
este cuento se ha acabado.
Fin
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