UN CUENTO DE SOBRE UNA CANCIÓN BONITA
Érase una vez...
El cantante decía en la letra
de su canción,
cosas, realmente, muy bonitas.
Por eso las escribía, primero;
y las cantaba después.
O, tal vez,
como es poeta,
primero las cantaba,
y después las escribía.
O, las dos cosas,
al mismo tiempo.
Y, decía:
-- Es un buen tipo mi viejo.
Y, es de imaginar, que,
en ese momento miraba
o al abuelo, o a su padre;
o, a su mismo padre que ya estaba abuelo.
Y, seguía en su compón,
al observar, que,
-- Que anda solo y esperando.
-- Tiene la tristeza larga
De tanto venir andando.
-- Yo lo miro de desde lejos.
-- Pero somos tan distintos.
-- Es que creció con el siglo:
-- Con tranvía y vino tinto.
Y, aquí, el compositor y cantante
se desgrana de amor,
y expresa por él una revelacion de ternura:
-- Viejo, mi querido viejo.
-- Ahora ya caminas lerdo
Como perdonando el viento.
-- Yo soy tu sangre, mi viejo.
-- Soy tu silencio y tu tiempo.
Y, como sin querer,
se compara y lo compara,
y, parece, más bien,
muy agradecido:
-- Él tiene los ojos buenos.
-- Y una figura pesada.
-- La edad se le vino encima.
-- Sin carnaval ni comparsa.
-- Yo tengo los años nuevos.
-- Mi padre los años viejos.
-- El dolor lo lleva dentro.
-- Y tiene historia sin tiempo.
-- Viejo, mi querido viejo.
-- Ahora ya caminas lerdo.
-- Como perdonando el viento.
Y, parece sentirse orgulloso
de ese viejo,
al que ve, y de quien escribe,
y de quien canta.
--Yo soy tu sangre, mi viejo.
-- ¡Guao!
-- ¡Que hermosa canción!
-- ¡Maravillosa, más bien!
Y, colorín-colorado;
este cuento se ha acabado.
Fin.
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