UN CUENTO DE SOBRE CONVERSIÓN
Érase una vez..
Iba avanzando, ya,
el tiempo de la Cuaresma.
Y, el tema de la conversión
era el tema recurrente.
Así, en la lectura del martes,
ese era el tema:
- Convertíos a mí de todo corazón con ayuno,
con llanto, con luto.
- Rasgad los corazones y no las vestiduras;
- convertíos al Señor, Dios vuestro,
- porque es compasivo y misericordioso,
lento a la cólera, rico en piedad,
y se arrepiente de las amenazas.
Y, enseguida, viene la primera inquietud:
- Entonces, la conversión
es deseo de la persona;
- porque: con ayuno,
con llanto, con luto.
Y, eso hace pensar, de inmediato,
en los habitantes de Nínive,
en la historia de Jonás.
- O, sea, que uno le puede poner ganas
- a quererse convertir.
-- ¡Ummmmm!
-- ¡Interesante!
Entonces:
- Señor, dame ganas
- para tener ganas de convertirme.
- Amén.
Y, colorín-colorado;
este cuento se ha acabado.
Fin.
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