UN CUENTO DE SÉPTIMA
Se iba, ya, en la séptima misa
de aguinaldos,
y se estaban celebrando
a las seis de la mañana:
no era muy temprano;
tampoco muy tarde.
En algunas otras parroquias
las estaban celebrando
de entre cinco y cinco y media
de la mañana;
y, otras, en horas de la tarde.
En la nuestra,
a las seis de la mañana.
E, igualmente,
a esa hora estaba siendo
como estaba siendo: perfecto.
Sin embargo,
algunas señoras, el día anterior
habían sufrido:
a dos, se les bajó la tensión;
a otra le dio por vomitar,
en plena misa.
Ciertamente,
no era, ni muy temprano
ni muy tarde;
pero, la madrugada, aún así,
estaba pasando factura.
El temario de las lecturas bíblicas
obedecían a un orden.
Era, prácticamente,
un itinerario en un orden temático.
Ya las lecturas del Evangelio
nos había dado las pautas:
Primero,
todo giraba sobre el libro de Isaías,
al hablar del mesías,
venido del tronco de Jesé.
venido del tronco de Jesé.
Es decir, una nueva línea,
que ya no es de la línea sacerdotal
de la casa de Leví.
Segundo, del mismo Isaías
la idea de "el reino de los cielos",
que es la convivencia del lobo
junto con el cabrito,
lobo y cabrito que todos llevamos dentro.
lobo y cabrito que todos llevamos dentro.
Y, el reino de los cielos
es, que, convivan juntos,
lo salvaje nuestro con lo manso nuestro,
sin dejar que sea lobo el lobo;
ni cabrito el cabrito.
Tercero:
las lecturas sobre Zacarías y
Juan el Bautista, y la presencia
del Gabriel, el ángel.
Zacarías se queda mudo.
-- ¡Ummmmmmm!
-- ¡Interesante!
Cuarto:
Gabriel, el ángel,
hace, también, presencia
a una muchacha virgen,
de nombre María,
y la llama
"llena eres de gracia".
Y, en la misa de hoy,
la séptima,
esa muchacha, María,
va a visitar a Zacarías y a Isabel.
-- ¡Interesante!
Y, colorín-colorado;
este cuento se ha acabado.
Fin.
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