UN CUENTO DE SIERVO
P. Daniel Albarrán
Era el día de ayer, martes.
Nos encontrabamos reunidos
en una de conversatorio.
Esta vez era sobre el Evangelio del día:
-- En aquel tiempo, dijo el Señor:
-- Suponed que un criado vuestro trabaja como labrador o como pastor;
-- cuando vuelve del campo,
¿quién de vosotros le dice:
-- «Enseguida, ven y ponte a la mesa?»
-- ¿No le diréis:
-- «Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo;
-- y después comerás y beberás tú?»
-- ¿Tenéis que estar agradecidos
al criado porque ha hecho lo mandado?
Y, entonces, empezó el conversatorio.
Se dijo, que,
se trataba de hacer "eco de la Palabra"
(a la modalidad de los neocatecúmenos).
Es decir, "eco".
Y, se hizo la semejanza de un eco:
-- hola...(hoooola....hooooola....).
Nos echamos a reír
por la ocurrencia.
-- Me llama la atención -- dijo el primero --
-- que el amo mantiene las distancias.
-- ¿Es decir? -- preguntó otro.
-- En que el amo pudo
ponerse a servirle al siervo, que,
-- venía cansado de sus trabajos.
-- venía cansado de sus trabajos.
-- Y, se podría ver como
-- desconsiderado el amo.
-- Al contrario -- dijo otro --
-- porque, el amo, es el amo;
-- y el siervo, es el siervo.
-- Cada uno en su lugar -- dijo otro.
Y, la cosa se estaba tornando interesante.
-- Entonces, ¿se trata de obediencia? --
preguntó otro.
-- Se trata de roles -- respondió otra,
que era la señora Teresa Dos,
porque habían dos Teresas.
-- ¡Se trata de "ubícate"¡ --
dijo otra señora,
que estaba en el lado izquierdo de los asientos.
-- ¡Ummmmmmmm!
-- ¡Interesante!
-- ¡Interesante!
Y, aquello, se estaba poniendo,
realmente, fascinante, más bien.
Y, colorín-colorado;
este cuento se ha acabado.
Fin
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