UN CUENTO DE FINAL
P. Daniel Albarrán
Pasado, ya, la mitad
del mes de noviembre.
Y, pronto comenzarían
las lecturas apocalípticas
en las misas de todos los días,
hasta llegar muy entrado diciembre.
Y, el tema recurrente
va a ser, que,
-- en aquellos días
-- será el terror
-- porque será el final.
Y, en ese estilo
se va a hablar del final de los tiempos.
A eso se le llama apocalíptico.
Da susto, más bien.
Y, pareciera, que,
la venida del hijo del hombre,
al final de los tiempos,
va a ser una cosa terrible.
Este tipo de lectura,
definitivamente,
produce desequilibrio y espanta
y asusta.
y asusta.
Ya no se ve a Dios
para nada amigable.
-- ¡Susto!
Sobretodo, porque,
se presenta como
una catástrofe universal
todo lo que va a suceder.
Se debería demandar,
más bien,
a quienes escogieron
y dispusieron estas lecturas
por presentar catastrófico
el futuro del final.
Y, enseguida, ya,
impactados por el efecto psicológico
de terrorismo emocional, se dice, que,
todo va a ser así.
todo va a ser así.
Y, va a ser arrasador.
Sin misericordia.
-- ¡Creo en Dios, Padre!
-- ¡Ave, María, Purísima!
O, sea:
-- ¡Susto!
Y, Jesús, por su parte,
nos dice que es
todo lo contrario.
El evangelio de hoy,
ya lo dice:
-- Os digo esto:
-- aquella noche estarán dos en una cama:
-- a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán;
-- estarán dos moliendo juntas:
-- a una se la llevarán y a la otra la dejarán;
-- estarán dos en el campo:
-- a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán.
Y, enseguida,
la pregunta:
-- ¿Por qué dejan a uno,
-- o, a la una,
-- y, dejan al otro, o a la otra,
-- y, no se los llevan a los dos juntos?
-- ¡Ummmmmm!
-- ¡Interesante!
Porque, si es
fin de mundo,
es fin de mundo parejo;
es decir, para todos al mismo tiempo.
Pero, a uno se lo llevan,
y el otro se queda.
-- ¡Ummmmmm!
Y, colorín-colorado;
este cuento se ha acabado.
Fin
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