UN CUENTO DE CAPITULO 22

 UN CUENTO DE CAPITULO 22

P. Daniel Albarrán
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Érase una vez...

Llevábamos cuatro días, ya,
de sin luz eléctrica
en la parroquia.

Las noches habían sido
como noches sin luz,
y el calor nos había recordado
que es importante la luz.

Ya los trasnochos
estaban haciendo estragos
en el cuerpo,
porque, el caminar 
era más lento,
y un dolorcito de cabeza
estaba dando señales de agotamiento.

Era así.

Todo, sin embargo, seguía
en la rutina de las actividades.

Todo era igual.
La única diferencia era,
que sin luz.

Entonces, pasó por el recuerdo
la lectura del capítulo 22
del libro del Génesis:

-- La historia de Abraham.

-- Dios que le pide que suba al monte
-- con su hijo Isaac
-- y lo sacrifique.

Y, fue de quedarse pensando
en Isaac, que confió en Abraham,
su padre.

Y, de pensar que Isaac
la preguntaba que dónde
estaba el cordero
para el sacrificio.

Ahraham le contestaba vagamente.

No le decía la verdad verdadera a Isaac, su hijo.

-- ¡Ummmmmmm!
-- ¡Complicada la cosa!

En nuestro caso,
eran, ya, cuatro días
de penurias.

Se había tocado puertas,
por aquí y por allá.

Sin dudas, que, estaba faltando
el codero para el sacrificio.

Estaba faltando, tal vez,
la cosa más importante:

el cordero.

Y, ahí iban los dos.
Padre e hijo.

Abraham e Isaac.

Ambos obedientes.
Abraham obediente a Dios como padre. 
Isaac obediente a Abraham como padre.

-- ! nteresante!
Entonces, en el versículo

 cinco
del capítulo 22
del libro del Génesis,
estaba la clave.

-- Entonces dijo Abraham a sus mozos: 

--«Quedaos aquí con el asno. 

-- Yo y el muchacho iremos hasta allí, haremos adoración y volveremos donde vosotros.»

Y, enseguida suelto la carcajada,
porque, ahí, está todo:

-- Abraham estaba seguro 

de que todo iba a estar bien.

Ya, todo estaba bien.

Y, es, que:

-- Yo y el muchacho iremos hasta allí, haremos adoración y volveremos donde vosotros.».

-- ¡Jajajaja!

Abraham está seguro, que,
volverá, y bajarán juntos.

¡Maravilloso!

Y, colorín-colorado; 

este cuento se ha acabado.

Fin