UN CUENTO DE ACCIÓN DE GRACIAS
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Érase una vez...
El día siguiente
de arreglar las guayas de la luz
de la parroquia.
Era, que, justamente,
una semana se cumplía
que habían robado los cables,
y, nos habían dejado sin luz.
¡Si supieran el daño
que generan los que nos robaron!
¡Dios los vea con misericordia!
También, a nosotros, que, Dios,
nos vea con misericordia,
porque, hay que perdonar.
Eso, por una parte;
y, por la otra, hay que orar
por los que nos hacen daño.
Así, lo recomienda Jesús.
Para poder que se haga en nosotros
el reino de los cielos.
Era el día siguiente.
Había sido como había sido.
Entonces, en la mañana
del día siguiente,
di gracias a Dios.
Y, fuí nombrando de
uno por uno,
con nombre,
de todos los que hicieron
que se pudiera reparar el daño.
Nombraba a ésta, a aquella,
a éste, a aquel.
Y, daba gracias, nombrándolos;
y, a la vez, rezaba por ellos.
Porque, hay que ser agradecidos.
Y, como los laudes, últimamente,
los estoy rezando en francés,
fuí diciendo, con acento francés,
así de recargar la "errrre"
Jajajaja. Jajajaja.
E, iba diciendo:
-- Por la señoggggra...
E, iba diciendo el nombre de ésta,
de aquella,
que estuvo solidaria,
especialmente, ayer,
mientras se instalaban
que estuvo solidaria,
especialmente, ayer,
mientras se instalaban
las guayas del poste de luz a la parroquia.
En eso, reaccioné,
porque, en francés no se dice
"señoggggra";
se dice "madame".
Y, solté la carcajada.
Y, colorín-colorado;
este cuento se ha acabado.
Fin
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