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sábado, 2 de septiembre de 2023

Día cuarto

A PROPÓSITO DE LA CELEBRACIÓN DE LAS FIESTAS DE LA VIRGEN DEL VALLE, AÑO 2023

P. Daniel Albarrán
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(CONTINUACIÓN)

DIA CUARTO:

Un detalle que faltó resaltar en lo anterior es que si llamó con nombre nuevo a la oscuridad llamando “noche”, y a la luz “día”, el resultado de esa combinación, lo lógico hubiera sido que dijera “anocheció” para el trabajo y funcionamiento de la actividad de la noche; pero, el texto dice “atardeció”. Y, ¿de dónde salió lo de atardeció? En todo caso, el texto dice que “atardeció y amaneció”, volviendo la letra “y” a hacer su trabajo. Igualmente, en ese primer día, inicio del tiempo, es día y noche, en una combinada de atardeció y amaneció.

QUINTO PUNTO:
UN FIRMAMENTO:

Pasamos de inmediato a la secuencia, ahora, corresponde al versículo del 6 al 8 del libro del Génesis:

- Dijo Dios: «Haya un firmamento por en medio de las aguas, que las aparte unas de otras.»

- E hizo Dios el firmamento; y apartó las aguas de por debajo del firmamento, de las aguas de por encima del firmamento. Y así fue.

- Y llamó Dios al firmamento «cielos». Y atardeció y amaneció: día segundo.

Enseguida, sorprende que Dios toma, igualmente, de la tierra lo que la tierra contiene, y desde ahí sigue completando lo que la tierra tiene, y “que era caos y confusión y oscuridad”. Igual hizo con la luz, que fue hecha desde y con la oscuridad. De aquí se desprende que si no hay oscuridad, e, inclusive, caos y confusión, no hay luz, ni mucho menos día, como fue llamada la luz por Dios mismo, y que “vio Dios que era bueno”. Pareciera, entonces, que la luz y su existencia está condicionada por la existencia de la oscuridad, y eso lo era la tierra. Por otra parte, se desprende la idea de que una vez creada la tierra, todos los derivados posteriores como la luz, y los otros, tienen como fundamento a la tierra misma, de donde toma, en este caso el caos, la confusión y la oscuridad, para hacer la luz; y, solo, posteriomente, es que separa y coloca nombre nuevo al resultado.

¡Sin duda, interesante!

Ahora, toma de la tierra el agua. Ya tomó la oscuridad. Ahora, es el agua. Y, Dios hizo que hubiera “un firmamento”. 

Aquí, aparece la sorpresa, como si ya no estuviera desde que comenzamos este estudio bíblico, pero, vuelve a estar, igual que la letra “y”, que, nunca ha dejado de estar. Tal vez la letra “y” sea la sorpresa misma. ¡Maravilloso!

La sorpresa vuelve a aparecer para sorprenderse más porque, ahora, el texto da un paso interesante y revelador, porque, en los versículos anteriores era indefinido, y ahora, es determinante y determinado. Antes fue “los cielos y la tierra”; igualmente, la luz, la oscuridad, en un indefinido “los, la”. Ahora, es un “un”, UN FIRMAMENTO. No fue “un cielo”, o “una tierra”, sino “los cielos y la tierra”; más, aún, no fue “cielos”, ni tampoco, “tierra”.

Esto último es importante resaltar porque hay diferencia; ahora, se trata no de los firmamentos, ni siquiera, de “el firmamento”, sino de “un firmamento”.

¿Por qué esa diferencia y detalle?

«Haya un firmamento por en medio de las aguas, que las aparte unas de otras.»

El problema está en que no se sabe qué es un firmamento, porque, no lo describe, sino que, solamente, dice firmamento en relación a aguas de arriba y aguas de abajo. ¿Qué es un firmamento, que antes de hacerse era un firmamento, y después de hacerse es “el firmamento”? Dice: “--Dijo Dios: «Haya un firmamento por en medio de las aguas, que las aparte unas de otras.»
E hizo Dios el firmamento.

Ciertamente, en ese solo dato hay un antes y un después en la creación del firmamento, porque antes es “haya un firmamento”, y después, es “hizo el firmamento”. Pareciera, que en el primer caso es una idea resaltada en “un firmamento”; y en el segundo, pareciera que es una realidad donde el firmamento es, ya, una cosa concreta y real, que puede servir hasta de modelo, porque es “el firmamento”. ¿Tendrá que ver esa diferencia con el verbo, que en el primer caso es “haya”, en forma imperativa y de mandato, y en el segundo es un ya se hizo? Pareciera haber una personalidad en la expresión “el firmamento”, y que tiene carácter. En todo caso, el firmamento separa las aguas de arriba de las aguas de abajo.

Y, se vuelve a repetir lo del primer día, donde antes que se de el día de “atardeció y amaneció”, Dios le coloca nuevo nombre a la oscuridad el de noche, y a la luz, día, para terminar ese primera creación desde que había hecho ya la tierra, con el caos y la confusión y la oscuridad juntos; ahora, antes de terminar el segundo día, le coloca nombre nuevo al resultado de las aguas, que ya estaban en la tierra; ahora, cuando toma el agua, hace el firmamento; y, una vez hecho el firmamento, le pone nombre nuevo que es “cielos”.

Otra sorpresa más, porque, ¿No había hecho ya “los cielos”, según Génesis 1, 1? ¿Por qué, ahora, usa el mismo nombre cuando crea el firmamento? Sin embargo, hay una diferencia, porque allá era “los cielos”, y, aquí, es “cielos”.

Entonces, crea dos cielos, unos los cielos, y otros, cielos. Pareciera, entonces, que no son los mismos cielos, porque, los primeros no se definen ni se describen; mientras que los segundos están demarcados como separados de aguas de arriba y aguas de abajo. Y, pareciera que cielos, de manera indefinida, viene a dar un espacio al tiempo que Dios creó en el primer día, y, que, ahora, parece ser que le da al tiempo un lugar y un espacio, que es, precisamente, el firmamento, llamado, ahora, cielos, para dar un tiempo, que es el primer día, y un espacio, que es el segundo día de la creación.

Y, vió Dios que era bueno.
Hay, sin duda, un avance desde antes del primer día, porque ya existía la tierra, que era caos y confusión y oscuridad, al primer día que es desde ese caos y confusión y oscuridad, la noche y el día, teniendo como fundamento para la creación, precisamente, el caos, la confusión y la oscuridad. Eso es el tiempo, noche y día. Y el espacio, desde las aguas, que ya estaban en la tierra, el firmamento con el nombre de cielos .

Entonces, el tiempo lo crea Dios desde el caos y la confusión. Y, el espacio desde las aguas, que, igualmente, estaban ya en la tierra.

El caso, igualmente, es que Dios separa aguas de arriba y aguas de abajo. Y, ¿cuáles son unas, y cuáles son otras? La imaginación nos hace pensar en las mismas aguas, por supuesto, pero en estados químicos y físicos distintos, porque es la misma agua de abajo que ahora está transformada en agua evaporada en las nubes, para después convertirse en agua de lluvia, que va a ser fundamental para los versículos siguientes del mismo libro del Génesis.

De esto último se desprende, entonces, que “el firmamento”, y, que, ahora, se llama “cielos”, igualmente, en masculino y en plural es ese espacio que divide la atmósfera para ser las nubes donde están las aguas de arriba. Parece, fundamental, entonces, esa separación de las aguas, desde una misma agua tomada del proyecto tierra, porque “La tierra era caos y confusión y oscuridad por encima del abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas”. Este marco de referencia es el principio de todo, después de Dios, por supuesto quien fue que hizo la tierra.

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