UN CUENTO SOBRE UNA CONFUSIÓN
P. Daniel Albarrán
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Érase una vez...
El Evangelio del domingo
20 de agosto
(Domingo XX del tiempo ordinario).
-- ¡Terrible el Evangelio!
Jesús va por esos caminos de Dios:
-- Jesús salió y se retiró al país de Tiro y Sidón.
Entonces una mujer cananea,
saliendo de uno de aquellos lugares,
se puso a gritarle:
-Ten compasión de mí, Señor,
Hijo de David. Mi hija tiene
un demonio muy malo.
El no le respondió nada.
Entonces los discípulos se le acercaron a decirle:
-Atiéndela, que viene detrás gritando.
El les contestó:
-Sólo me han enviado a las
ovejas descarriadas de Israel.
Ella los alcanzó y se postró ante él,
y le pidió de rodillas:
-Señor, socórreme.
El le contestó:
-No está bien echar a los perros
el pan de los hijos.
-- ¡Realmente, terrible lo de Jesús!:
-- ¡Realmente, terrible lo de Jesús!:
Primero:
No le presta atención a la la mujer cananea:
-- "El no le respondió nada" -- dice el texto.
Segundo:
Fueron los discípulos que le pidieron
a Jesús, que le prestara atención a la mujer:
-- "Atiéndela, que viene detrás gritando"
(le dicen los discípulos a Jesús).
Tercero:
-- Jesús es absolutamente nacionalista,
judío intransigente como el que más.
Le contesta, Jesús, a la mujer:
-- Sólo me han enviado a las
ovejas descarriadas de Israel.
Cuarto:
Una situación aterradora
y desconcertante.
-- ¡Más bien, terrible!
Ella los alcanzó y se postró ante él,
y le pidió de rodillas:
-Señor, socórreme.
Quinto:
Jesús, se mantiene descortés:
El le contestó:
-No está bien echar a los
perros el pan de los hijos.
-- ! Uggggggg!
-- !Que difícil este relato del Evangelio!
Y, colorín-colorado;
este cuento se ha acabado.
Fin
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