UN CUENTO DE PECES Y PECES
P. Daniel Albarrán
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Érase una vez...
Jesús seguía hablando
en parábolas...
-- La misma referencia:
-- El reino de los cielos
-- se parece...
Y, en este caso,
se parece
-- a la red que echan
en el mar y recoge toda clase de peces:
-- cuando está llena,
-- la arrastran a la orilla,
-- se sientan,
-- y reúnen los buenos en cestos
-- cuando está llena,
-- la arrastran a la orilla,
-- se sientan,
-- y reúnen los buenos en cestos
-- y los malos los tiran...
Entonces,
la cuestión de los peces malos
es relativo.
Porque:
-- ¿Existen peces malos?
-- ¿Peces malos, para quién, o quienes?
Porque, los peces que serian malos para una sociedad, no lo son para otra.
Por ejemplo,
para un chino, un japonés,
el pez que seria malo para un europeo,
no lo es para un asiático,
porque con ese pez malo,
hacen un plato de comida exquisito.
-- ¡Ummmmm!
Entonces,
¡¿Pez malo/pez bueno?!
Porque, además,
-- ¿Quién hizo los peces?
-- ¿Quién hizo que unos
peces fueran buenos, y otros malos?
-- ¡¿Ni fue Dios, acaso?!
-- ¡Ummmmm!
Por otra parte,
al regresar al mar a los peces malos,
los regresan vivos.
Eso es positivo, entonces,
porque siguen vivos,
y son peces, aún.
No son pescados,
que ya estarían muertos.
Y, si regresaran pescados,
muertos, al mar,
y, no peces...
irían a contaminar al mar
porque están en descomposición.
-- ¡Muy interesante, entonces,
la parábola!
O, sea, que esta parabola,
más bien,
es positiva, porque es,
absolutamente, una esperanza.
Y, colorín-colorado;
Y, colorín-colorado;
este cuento se ha acabado.
Fin
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