UN CUENTO DE COMPLICACIÓN
P. Daniel Albarrán
Érase una vez...
La lectura del Evangelio de hoy,
domingo,
trece del tiempo ordinario:
-- El que ama a su padre o
a su madre más que a mí,
no es digno de mí..."
no es digno de mí..."
-- ¡Upppps!
Enseguida, una pregunta:
-- ¿Amar a Dios y amar a los propios padres,
se contraponen?
La sorpresa es más grande,
porque, en el Decálogo
el primer mandamiento,
que es amar a Dios,
se pone en práctica
en el quinto mandamiento,
que es "honrar padre y madre".
Entonces, se complica la cosa.
Porque, amar no es lo mismo
que honrar.
Según las mismas Sagradas Escrituras,
a Dios, se ama;
y a padre y madre, se honran.
¿Amar es igual que honrar?
Entonces, en el Evangelio de hoy, domingo:
¿Jesús no contrapone el amor a Dios con el amor a los propios padres, los progenitores?
Más, aún:
-- ¿Jesús pone las cosas en su lugar, y al poner a los padres en la misma medida de amor a Dios, es hacerse indigno de Jesús y su mensaje?
A tal punto, que:
-- "El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí".
Igualmente, con los hijos.
-- ¡Upppps!
-- ¡Complicado el Evangelio de hoy!
Entonces, Jesús coloca
la diferencia:
-- "El que no toma su cruz y
me sigue detrás no es digno de mí"
-- ¡Upppps!
Y, colorin-colorado;
este cuento se ha acabado.
Fin
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